Un grupo de investigadores que se dedica a estudiar esponjas del Ártico ha descubierto que estas criaturas sobreviven comiendo fósiles.
Si bien la idea de comer algo después de su fecha de expiración puede parecer un poco preocupante, al menos para los humanos, no aparece ser de la misma forma para las esponjas oceánicas. Una gran comunidad de ellas se alimenta de un antiguo ecosistema que solía ser muy rico en nutrientes, condiciones que se crearon la última vez que los volcanes de este sector se encontraban activos.
Estas esponjas fueron descubiertas por primera vez en el año 2016, viviendo a una profundidad de entre 700 y 1000 metros en la región central del Océano Ártico, donde el acceso a la comida es mínimo.
El sitio especializado en noticias científicas ScienceNews, explica que las esponjas se alimentan principalmente de forma filtrada, por lo que los investigadores querían aprender más sobre cómo esta comunidad en particular estaba sobreviniendo, teniendo en cuenta que prácticamente no había ninguna fuente de alimentación en los alrededores. Lo que más llamaba la atención era su tamaño, porque algunas tenían más de un metro de diámetro. «No estaba en absoluto claro cómo podían crecer hasta esa densidad», dijo la bióloga marina Antje Boetius, según informó National Geographic.
Fue al investigar eso que descubrieron que estas criaturas se estaban alimentando de los restos fosilizados de lo que en su momento supo ser una importante colonia de gusanos tubulares, gracias al metano que liberaba un antiguo volcán activo de la región. Además, también descubrieron que las bacterias simbióticas les permiten convertir en alimento aquello que a simple vista no lo es.
De acuerdo a National Geographic, se trata de la primera vez que un grupo de científicos descubren un animal que se alimenta de fósiles. El ecólogo marino Jasper de Goeij, de la Universidad de Ámsterdam, aseguró que es muy interesante encontrar que las esponjas pueden utilizar fuente de alimentos que otros organismo no pueden. «Y corrobora los hallazgos anteriores de que la simbiosis con las bacterias permite una enorme flexibilidad en la adquisición de alimentos», agregó.