¿Existirá algo más bonito que comer un buen plato sumamente dedicado a hacer de la decoración una verdadera obra de arte?
Yo soy de esas a las que le daría miedo arruinar semejante belleza para probar bocado, pero al parecer a su creadora, la artista Karin Pfeiff-Boschek, aquello no parece perturbarle.
Karin hace que los pasteles no sean vulgares ni aburridos: cubre cada pastel con un detallado motivo floral de masa escamosa, un gradiente de fruta en rodajas arreglado con precisión, o un tejido a cuadros trenzado en filas, entre muchos otros diseños únicos.
Esta artista alemana, también autora del libro ‘Elegant Pie: Transform Your Favorite Pies Into Works of Art‘, se ha criado en el seno de una familia de panaderos. En una entrevista con el medio Colossal ha expresado: “Cuando era niña, disfrutaba ver, oler y comer los panes y pasteles que preparaban mis dos abuelas. Hornear era tradicional en nuestra familia en la Alemania rural, y cuando era una adolescente, comencé a hornear pasteles y pasteles para mi hermano y hermana... Sin embargo, no me convertí en panadero, pero me interesé en las telas, eventualmente diseñando, teñiendo y creando mis propias obras de arte textil«.
La magia llegó con el paso de los años, cuando luego de aprender a hacer los pasteles de su suegra estadounidense, Pfeiff-Boschek decidió combinar sus nuevas habilidades culinarias con su experiencia en diseño, diciendo que «comenzó a preguntarse si uno podría decorarlos de una manera similar a la forma en que se convierten los pasteles en obras de arte«. Empleando sus propias técnicas, Pfeiff-Boschek modificó la receta original de su suegra de maneras menores y optó por enfriar la masa cruda en lotes.
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