Mitch Byers tiene reacciones encontradas cuando publica fotos de él y su perra en aplicaciones de citas. Probablemente sea porque el animal está muerto.
Incluso en reposo, Phoebe, el Jack Russell terrier marrón y blanco de peluche de Byers, es bastante lindo. Independientemente, se niega a usarla como tema para ligar.
«Voy de puntillas dentro y fuera, pero trato de trazar la línea de tratar de que mi perro taxidermizado no me ayude a echar un polvo», dice. «Trato de trazar la línea del respeto».
Byers, de 29 años, ha tenido a Phoebe durante los últimos 10 años. Durante más de la mitad de ese tiempo, Phoebe ha estado muerta.
En 2013, la madre de Byers envió a la mascota de la familia fallecida a un taxidermista en Colorado. Cuando el cuerpo regresó a la casa de la familia Byers en Portland, su primera reacción fue reír. Pero poco después, luego de una ruptura particularmente mala, el perro se convirtió en el «copiloto» de Byers, ayudándolo a procesar el dolor a lo largo de los tumultuosos caminos de la vida.
Ella ha comenzado a hacer lo mismo con otras personas.
Byers ganó notoriedad por primera vez cuando llevó a Phoebe a un viaje por carretera con él en el verano de 2017. Ella estaba sentada en el asiento delantero, como la mayoría de los perros cuando viajan en autos, y Byers, consciente del calor, publicó una nota en el auto. ventana: “No te preocupes, el perro ya está muerto. Ella está disecada. Por favor, no rompas mi ventana «. La foto se publicó en Reddit y finalmente llegó a la página principal del sitio.
Lo que comenzó como una broma ahora se ha ganado un culto a través de Instagram. También ha crecido para abarcar un significado más profundo para Byers, que planea quedarse con Phoebe para siempre.
Considera que su estructura conservada es un «tema de conversación sobre la muerte de un familiar o la muerte de un animal doméstico», dice Byers. «Es algo extraño por lo que pasar, y nadie habla de eso realmente».
En los últimos años, Byers dice que se ha acercado más a Phoebe que incluso cuando ella estaba viva. Últimamente, la ha llevado con él a parques alrededor de Portland, incluidos Irving, Peninsula y Bluffs.
En un viaje reciente, una mujer se le acercó y lo acusó de «esforzarse mucho para ser un extraño porteño».
«Y solo la miré», dice Byers, «como, amigo, solo estoy tratando de sentarme al sol y disfrutar de una cerveza».
