Takeshi Teruya, un hombre de 37 años, originario de Saitama, Japón, se mudó a Nueva Zelanda en 2007. En Japón, nunca podría haber pagado una propiedad con terreno, pero después de comprar su primera casa en Hamilton en 2013, puso en marcha rápidamente la idea de convertirla en la casa de sus sueños.
A la propiedad de 235.132 de dólares le sumó 26.121 más a su valor al construir una pista de 10.000 dólares. Compró asfalto reciclado y construyó el circuito de 130 metros solo.
«Soy el hombre más feliz de Nueva Zelanda. Desde que aprendí a conducir, me encantaba andar a la deriva»
Afortunadamente para el Takeshi, había otros cinco entusiastas del motor viviendo en el callejón sin salida que lo ayudaron a construir la pista. Sin embargo, su esposa, Yoshie, no es fanática de los motores y piensa que su esposo es más infantil que sus hijas.
«¿Quién en la mente correcta construye una pista de carreras alrededor de tu propia casa? Es un padre, pero parece que no ha crecido», dijo ella.
Sin embargo, a lo largo del tiempo ella se ha adaptado a la pista de carreras, porque cuando su esposo no se desplaza por la casa en su Nissan Skyline 370GT, se da cuenta de que tiene otros usos. Ya que dice que es buena para que los niños anden en bicicleta y jueguen.