Este tipo de arte callejero es realizado con pinturas y/o tizas, lo cual provoca que algunos no lleguen a considerarlo como una forma de graffiti. Lo cierto es que son intervenciones urbanas que tienen un gran impacto visual ya que hacen detener la caminata de quienes circulan por la zona.
El objetivo es jugar con la imaginación y las emociones de la gente que circula por la calle y se retrata como personaje de una situación inverosímil. Con los graffitis 3D, el espectador se puede situar en cualquier sitio. Y gracias a eso, el caminante puede transformarse en protagonista de las escenas representadas en parte del decorado.
¿Un cocodrilo nadando en medio de la calle? ¿Un hombre intentando pescar un tiburón salvaje? ¿Un sapo grande en una ciudad? ¿Batman y Robin escapándose de un edificio que se está incendiando? En la vía pública las cosas pueden no ser como parecen, y eso es lo divertido: puedes llevarte una sorpresa en plena calle.
Los efectos especiales de estas imágenes se logran a partir de técnicas de graffitis tridimensionales. El 3D, como forma de visualización, comienza a configurar un nuevo escenario en el que se invita a la transportación del transeúnte hacia diversas posibilidades y entornos recreados y ficticios.
El alemán Edgar Mueller es el artista callejero de pinturas 3D más conocido a nivel mundial. Incluso, gracias a su creatividad ha logrado alcanzar el Record Guiness a la obra de arte más grande pintada sobre pavimento. Estas son algunas de sus impactantes creaciones:
Otro caso similar es el de Janis Deman, el neerlandés que desarrolla esta técnica en espacios visibles para gran parte de la población. Su último trabajo corresponde a una intervención urbana que realizó sobre el costado de un edificio. Para ello, solicitó a residentes locales y personas involucradas que entregaran su libro favorito para incorporarlo en la representación de este mural.
A partir de la mezcla y combinación de tonalidades, texturas, sombras, reflejos, transparencias, iluminaciones y más, es posible constituir una imagen que otorgue una visión en tres dimensiones. Esta técnica tridimensional tiene su origen en el Renacimiento, cuando se realizaban dibujos, denominados trampantojos (trampa en el ojo), para llenar a los espacios de falsas perspectivas y engañar la vista de quienes observaran. Antiguamente, se solían realizar en iglesias o en paredes verticales, por lo cual el espectador podía apreciar el contenido solamente frente al dibujo.
Artistas internacionales como Julian Beevers o Eduardo Relero han reconfigurado la técnica, aplicándola a dibujos sobre pavimentos y veredas. De esta forma, la convirtieron en verdaderas obras de arte callejero. Julian Beever, de 55 años, es un artista británico que se dedica a dibujar con tiza. Ha creado dibujos de tiza en 3D en el pavimento utilizando un método llamado anamorfosis: es el uso particular de las leyes de la perspectiva en la pintura donde las formas son representaciones distorsionadas de la realidad.
¿Y te imaginas algo así dentro de un hotel? Participando de escenarios que simulan experiencias salvajes e insólitas: