En una universidad de Bolivia, una antigua costumbre ha vuelto a ganar fuerza entre los estudiantes en época de exámenes. Cada semestre, decenas de jóvenes se acercan a lo que llaman la “fuente de la sabiduría”, un pequeño manantial ubicado dentro del campus, convencidos de que beber su agua les traerá suerte y buenas calificaciones.
Según la leyenda universitaria, el agua tiene propiedades mágicas y está “encantada por duendes” que protegen a los estudiantes dedicados y castigan a los flojos. Nadie sabe con certeza cuándo comenzó la tradición, pero muchos aseguran que ha pasado de generación en generación.
“Dicen que los duendes viven bajo la fuente, y si tomás un sorbo con fe, te ayudan a recordar todo lo que estudiaste”, cuenta entre risas Camila, una estudiante de Derecho. Otros, más escépticos, lo ven como un simple ritual simbólico para calmar los nervios antes de los exámenes.
Aun así, cada temporada de pruebas, la escena se repite: filas de estudiantes con botellas, vasos o incluso las manos en forma de cuenco, tomando un poco del agua “mágica” mientras hacen un pequeño deseo o repiten frases de buena suerte. Algunos incluso llevan flores o dulces como ofrenda, para “agradecer” el favor de los duendes.
Los profesores observan la práctica con simpatía. “Mientras estudien, pueden tomar toda el agua que quieran”, bromea uno de los docentes, aunque reconoce que la fe colectiva tiene un efecto real en la confianza de los alumnos.
Más allá de la superstición, la tradición se ha convertido en un ritual comunitario: un momento de unión, alivio y humor entre quienes enfrentan el estrés académico. En tiempos de ansiedad y competencia, este pequeño acto se ha vuelto una forma de recordar que estudiar también puede tener su toque de magia.
Porque en esa fuente —más allá de los duendes o los mitos—, lo que realmente fluye es la esperanza de cada estudiante de que la suerte los acompañe en el examen… y el esfuerzo dé sus frutos.


Un comentario
Hola no menciona que Universidad es y en qué departamento está ubicada