Las imágenes son desgarradoras: el fuego devora los bosques en el sur de Río Negro y Neuquén, poniendo en peligro a cientos de pobladores y arrasando con todo a su paso. Con focos fuera de control, la preocupación aumenta mientras se buscan a los responsables de los incendios, muchos de los cuales habrían sido provocados de manera intencional.

En Mallín Ahogado, una de las zonas más afectadas, el fuego dejó un rastro de destrucción. «No vemos llamas, pero el incendio es subterráneo. Las raíces de los árboles están encendidas y, al estar interconectadas, pueden hacer que el fuego resurja en cualquier momento», explicó el periodista Alan Ferraro, quien cubre la emergencia.
Más de mil personas han sido evacuadas, mientras los bomberos luchan sin descanso para contener las llamas. «No podemos decir que está controlado, hay puntos calientes por todas partes. Con el viento, cualquier brasa puede avivar el fuego», explicó un brigadista en el lugar.

La indignación crece en la región ante la sospecha de que algunos focos fueron provocados. Mientras tanto, los habitantes miran al cielo esperando la única ayuda que realmente podría marcar la diferencia: la lluvia.