Alguien vigila París. Dedicada al culto católico y sede de la archidiócesis de París, Notre Dame se levanta sobre París desde 1345 y con sus dos torres de 69 metros en su fachada y la gran aguja central.
Comenzó a construirse en el año 1163 y, desde entonces, Notre Dame de París forma parte del grupo selecto de las catedrales góticas más antiguas del mundo.
Su nombre, significa «Nuestra Señora» y está dedicada la Virgen María. A lo largo de su historia Notre Dame ha sido reformada en varias ocasiones, pero su mayor intervención tuvo lugar a mediados del Siglo XIX.
Muy rica en historia, esta Catedral ha sido parte de la historia más profunda de Francia. La coronación de Napoleón Bonaparte, Enrique VI de Inglaterra y hasta la beatificación de Juana de Arco, han sido solo algunos de grandes acontecimientos.
Quimeras y Gárgolas
Quizá uno de los elementos más vistosos y característicos de esta impresionante Catedral, sean su desfile de Quimeras y Gárgolas. Pero las mismas no datan desde su fundación en la Edad Media, sino desde su restauración más importante y a cargo de Viollet-le-Duc.
¿Pero cuál es la diferencia entre una quimera y una gárgola?
A diferencia de las gárgolas, que cumplen la función de disimular las canaletas que evacuan el agua de lluvia, las quimeras tienen la sola función decorativa.
Cabezas cortadas
En su frente, Notre Dame tiene representada gran parte de la historia cristiana. Pero si algo se destacada, son 28 estatuas que representan a los reyes de Judea que precedieron a Cristo. Cada estatua tiene más de tres metros de altura. Durante la Revolución Francesa en 1789, y en medio de la fiebre iconoclasta que esta generó, esos reyes fueron tomados por soberanos franceses y decapitados.
Como parte de su restauración, estas estatuas decapitadas fueron reparadas con réplicas reales. Recién en 1977 durante la restauración de una mansión privada parisina, las cabezas originales cortadas fueron halladas. Hoy se encuentran exhibidas en el Museo de la Edad Media.
Reliquias
Entre todos los tesoros que hacen única a Notre Dame, existen tesoros invaluables que fueran comprados por el Rey Luis IX al Emperador de Constantinopla. Quizá los más destacados entre ellos, son las reliquias relacionadas con la Pasión de Cristo: la Corona de espinas, un pedazo de madera de la Cruz de Jesús, y un clavo que fuera utilizado para su crucifixión es lo que se lleva la mayor atención.
Historia de amor
Por último, Notre Dame también encierra una de la historias de amor más famosas en la historia. Se trata de la historia de Quasimodo, el personaje ficticio que se enamora de una gitana de nombre Esmeralda en la novela Nuestra Señora de París, escrita por Víctor Hugo en 1831 durante la época del Romanticismo.