La primera isla con financiamiento colectivo, también conocido como crowdfunding, está buscando propietarios.
¿Te gustaría ser propietario de una isla tropical? Parece algo imposible, pero resulta que es algo que efectivamente se puede ser. Al menos, así lo hizo un grupo de viajeros que se reunieron y compraron Coffee Caye, la primera isla con financiamiento colectivo del mundo. La misma se encuentra ubicada cerca de la costa de la ciudad de Belice, y actualmente se encuentra deshabitada. Cuenta con una superficie de 1.2 acres y se puede recorrer de punta a punto en tan solo 5 minutos.
Esta isla tan particular, con manglares y rodeada de arrecifes ya cuenta con más de 90 propietarios que poseen la isla de forma colectiva. El sueño de poder comprar una isla se llevó adelante a través del proyecto Let’s Buy an Island (que lo podemos traducir como: vamos a comprar una isla). Este plan lleva gestándose hace varios años, y los inversores no solo están comprando la isla en sí misma sino que la idea es que sea una micronación.
Inicialmente conocida como Coffee Caye, luego la isla se ha pasado a llamar «Principality of Islandia» (aunque no está relacionada a Islandia, el país, que en inglés es Iceland) y en su sitio oficial explican cuáles son los planes que tienen para ella. «Planeamos utilizar una isla paradisíaca para llevar adelante nuestros propios ideales de democracia, inclusión y sustentabilidad. Lo haremos de una manera que se mantenga dentro de, y mejorando las leyes de la nación que nos aloja».
Hay diferentes formas de ser parte de esta isla distinta. Una de ellas es convertirse en inversor a través del crowdfunding, y otra también es la posibilidad de ser ciudadano de esta nación. Esta última se puede obtener completando un formulario y pagando la tarifa correspondiente, o siguiendo las instrucciones de la aplicación. El costo para obtener esta ciudadanía es de 19.99 dólares y ofrecen diferentes medios de pago.
Cabe destacar que la comunidad de Let’s Buy an Island logró comprar la isla en el año 2019, y la próxima fase del proyecto es convertirla en una iniciativa que genere ingresos. Lo que buscan es «crear una isla socialmente responsable, amigable con el ambiente, con espacios sustentables para alquiler a los viajeros que quieran visitarla, vivir, relajarse y disfrutar de la soledad de la naturaleza, y la alegría de quedarse en su propia isla privada».
Al momento de redacción de esta nota la isla cuenta con 93 inversores y 249 ciudadanos.
