Las autoridades de Japón han establecido un nuevo impuesto y comenzarán a cobrar a todas las personas que deseen subir al Monte Fuji. La medida se implementó para combatir el hacinamiento que se ha venido registrando en esta emblemática montaña.
A partir de julio, los escaladores tendrán que pagar 2.000 yenes (12.4 dólares) por persona para subir. Además, el Monte Fuji tendrá un límite de acceso y solo 4.000 personas podrán acceder cada día. Koutaro Nagasaki, gobernador de la prefectura de Yamanashi, dijo que con estas medidas se busca preservar este monte que fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
“Para recuperar la escalada tradicional desde el pie del Monte Fuji, comprenderemos en detalle la cultura Fuji-ko y Oshi, que sustentaba el culto al Monte Fuji. Buscamos vincular estas culturas con la escalada, ya que está arraigada en los valores culturales de la religión”, afirmó Nagasaki.
Las autoridades buscan frenar la masificación de visitantes que está teniendo esta zona y que ha desencadenado varios problemas. La basura, contaminación y los senderos hacinados son algunas de las problemáticas que se han incrementado en el Monte Fuji. Las cifras oficiales muestran que en 2019 más de cinco millones de personas subieron al Monte Fuji y este número venía en ascenso.
Las nuevas medidas también contemplan la presencia de guías y personal de seguridad a lo largo del sendero, quienes estarán pendientes de que los escaladores cumplan las normas.
Es así como Japón impuso estas restricciones para controlar el gran número de turistas que quieren subir la montaña más alta del país por el sendero más frecuentado. Se estima que cada temporada, más de 220.000 visitantes tratan de ascender el monte entre julio y septiembre.
El impacto del turismo masivo no solo viene afectando al Monte Fuji, sino también a otras zonas de Japón desde la apertura tras la pandemia. Los habitantes de Kyoto mostraron su preocupación por la forma en que los turistas acosan a las geishas y las presionan para tomarse fotos. Además, la localidad de Fujikawaguchiko decidió instalar una malla y una barrera para bloquear la vista al Monte Fuji debido a las molestias que están generando los turistas.
Desde el levantamiento de las restricciones de la pandemia, el turismo en Japón no para de crecer, estimulado también por el bajo valor actual del yen. En marzo, el país superó por primera vez los tres millones de visitantes mensuales, un hito repetido luego en abril. Esto provoca tensiones con la población local que las autoridades intentan contener.