El número de visitantes a la ciudad de Ámsterdam aumentó más del 60 por ciento en la última década, gracias a los vuelos baratos de las low cost, el alojamiento económico y la facilidad de viajar a través de fronteras europeas.
Por eso, la ciudad holandesa decidió tomar una serie de medidas para enfrentar este gran reto. Algunas de ellas fueron implementadas a partir de 2016: tomar las bicicletas cerveceras de múltiples pasajeros (una especie de bar sobre ruedas) al centro de la ciudad quedó prohibido, y se hizo un trato con Airbnb para recabar impuestos del turismo.
La nueva alcaldesa además, visitó la zona roja en la sección De Wallen de la ciudad, en julio, y anunció un conjunto de medidas que buscan frenar las malas conductas.
Entre ellas, incluyen una serie de multas directas, de hasta 140 euros, o unos 165 dólares, por orinar, estar ebrio o escandalizar en la vía pública; limpieza rigurosa de las calles y fotografiar a las prostitutas.
Además de las medidas más recientes, hay una campaña publicitaria dirigida a varones británicos y holandeses de 18 a 34 años. Los anuncios les recuerdan a los visitantes que beber y cantar a todo pulmón generará fuertes multas si se hace en la vía pública.
Las cárceles en Holanda están tan vacías que las están convirtiendo en hogares para refugiados
Las prisiones holandesas se están vaciando rápidamente. El número de presos en los Países Bajos cayó de 20.463 en 2006 a 10.102 en 2016. Esto equivale a unos 59 presos por cada 100.000 habitantes, según los datos del World Prison Brief.
En comparación, los Estados Unidos, que tiene la tasa de encarcelamiento más alta del mundo, tiene 666 presos por cada 100.000 habitantes, o un total de más de 2,1 millones de reclusos. Continuar leyendo…