La historia de la casa Muley-Afid

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Redactora Social
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La ciudad de Barcelona condensa una gran cantidad de construcciones arquitectónicas famosas en todo el mundo. Seguro que habréis oído hablar de la Casa Batlló, la Pedrera o del Palau de la Música Catalana. Todos estos edificios tienen un nexo común que ha ayudado a proyectar la Ciudad Condal como capital de la arquitectura y de la estética: el Modernismo.

Este estilo arquitectónico basa su planteamiento estético en emular diversos elementos propios de la naturaleza. Pero no se trata de un movimiento inédito, ya que se ha realizado previamente en otras disciplinas. En la pintura, por ejemplo, el bodegón o el impresionismo también intentan integrar la naturaleza dentro de sus creaciones artísticas. Salvador Dalí también empleaba formas naturales para integrarlas dentro de su orfebrería.

Otros casos más contemporáneos los podemos encontrar por ejemplo dentro del campo de los juegos online y la tecnología; los casinos online han reutilizado diversas frutas para integrarlas dentro de máquinas tragamonedas orientadas al gran público. Apple también utiliza algo tan simple como una manzana como icono de su marca. La naturaleza siempre puede ser un elemento que funcione, y en el caso concreto de la arquitectura barcelonesa ha resultado un acierto total, ya que las sinuosas formas de sus edificios y su policromía son símbolos presentes en el subconsciente colectivo mundial.

Otra de las particularidades de la ciudad es que los edificios modernistas se encuentran diseminados por toda su superficie, y prácticamente todos los barrios de Barcelona disponen como mínimo de un edificio de estas características. Hoy os queremos hablar de la Casa Muley Afid, una antigua vivienda de lujo reconvertida actualmente en la sede del consulado de México. A los nacionales del país les llama mucho la atención ver su bandera ondeando frente a un edificio arquetípicamente modernista; un contraste que, lejos de parecer artificial, le otorga un punto de elegancia estética. Esta es la historia de la construcción.

Lo primero que hay que destacar es que el edificio fue construido por uno de los arquitectos más importantes del movimiento modernista: Josep Puig i Cadafalch. Levantada en 1914, la casa Muley Afid se encuentra en pleno paseo de la Bonanova, una de las calles más lujosas de la ciudad barcelonesa. Dispone de un pequeño jardín que llama la atención, ya que se encuentra adyacente a varios edificios de mucha más altura.

La casa se construyó por demanda del personaje que le otorga el nombre: el sultán Muley Afid, un líder político de Marruecos que tuvo que encarar el camino del exilio debido a la inestabilidad existente de su país. Estéticamente, uno de los puntos fuertes de la casa es el contraste entre sus colores. Predominan los tonos blancos con el ladrillo y las tejas verdosas que coronan el edificio. También podemos apreciar una serie de cenefas que representan motivos naturales y florales que casan perfectamente con el estilo modernista que se aplica a su diseño.

Otro de los puntos bellos del edificio es la torre que corona el tejado; de forma cuadrada, está cubierta con un capitel verde que recuerda a las torres de las construcciones neomedievales.

En su interior se pueden apreciar algunas salas que aún mantienen su decoración original, como es el caso del «Salón del Reloj«. También hay varias pinturas costumbristas que visten las paredes de algunas salas.

El sultán vivió en el edificio entre los años 1914 y 1916; seguidamente, el espacio vivió un periodo de decadencia que provocó que incluso estuviera instalado un orfanato en su interior. En 2002 la casa sufrió una profunda remodelación, y actualmente es la sede del Consulado General de México en la Ciudad Condal.

Como curiosidad, cuando se acerca el Día de Todos los Santos, la casa Muley Afid es uno de los puntos más fotografiados de la ciudad. El motivo es la celebración del Día de Muertos, una de las tradiciones más importantes de la cultura de México. En el jardín se instala un pequeño altar con fotografías de personajes del país y se colocan una serie de velas y elementos típicos de la iconografía mexicana. Los peatones, sorprendidos, suelen detenerse e inmortalizan la escena. Se trata de una historia que -como tantas otras- no encontrarás en guías La casa es visitable cuando se celebra en la ciudad el 48h Open House Barcelona, ​​un evento arquitectónico que ofrece la posibilidad de visitar espacios que normalmente no están abiertos al público a lo largo de las 48 horas que dura el acontecimiento. Si tenéis poco tiempo, podéis enfocaros en visitar los espacios más importantes e icónicos de la Ciudad Condal, hay itinerarios y rutas para todos los gustos.

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