La impactante historia de Centralia, el pueblo fantasma que arde desde hace 60 años

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Centralia, un pequeño pueblo minero en Pensilvania, es el protagonista de una de las historias más escalofriantes de los últimos tiempos. Fundado sobre vastas minas de carbón, su vida cambió para siempre en 1962 cuando un incendio subterráneo comenzó a devorar lentamente sus entrañas. Este suceso, que ha mantenido al pueblo en llamas durante más de seis décadas, inspiró la creación del famoso videojuego y película de terror, Silent Hill.

La tragedia se desató en mayo de 1962, cuando un intento de deshacerse de basura mediante la quema accidentalmente prendió fuego a una mina de carbón. Aunque los bomberos creyeron haber extinguido las llamas, el incendio se propagó por las galerías subterráneas de carbón, marcando el inicio de una catástrofe que continúa hasta hoy.

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A finales de los años 70, los efectos del incendio comenzaron a hacerse visibles. Grietas y levantamientos en las calles, acompañados de emanaciones de gases tóxicos, hicieron que el ambiente se volviera irrespirable y peligroso. La situación empeoró en 1979 cuando el dueño de una gasolinera local descubrió que la temperatura de la gasolina era alarmantemente alta, forzándolo a cerrar su negocio.

El 14 de febrero de 1981, un niño de 12 años, Todd Dombowski, cayó en un pozo humeante en el patio de su abuela. Afortunadamente, pudo salvarse, pero este incidente dramático dejó claro que el pueblo ya no era habitable. En 1983, dos tercios de los habitantes votaron a favor de abandonar Centralia. El gobierno estadounidense destinó 42 millones de dólares para comprar y demoler las viviendas, reubicando a los residentes en localidades cercanas.

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Para 1992, solo quedaban 50 personas en Centralia, y ese número se redujo a siete en 2013. Hoy, menos de cinco habitantes resisten en el pueblo, donde los recuerdos de una vida próspera se desvanecen entre el humo y las ruinas.

A pesar de los peligros, Centralia sigue atrayendo a turistas y curiosos que se aventuran a explorar sus desoladas calles. Carteles de advertencia sobre gases tóxicos y terrenos colapsables son los guardianes de esta ciudad fantasma.

El siniestro paisaje de Centralia, con sus calles fracturadas y casas abandonadas, ha sido una fuente de inspiración para la industria del entretenimiento. Silent Hill, tanto el videojuego como la película, basaron su escenario en este pueblo en llamas, reflejando el ambiente aterrador y desolador que caracteriza a Centralia.

Los especialistas estiman que el fuego subterráneo de Centralia podría seguir ardiendo por otros 200 años. Aunque el fuego eventualmente se extinguirá, las cicatrices dejadas por esta tragedia perdurarán en la historia y la memoria de aquellos que alguna vez llamaron a Centralia su hogar.

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