Cada vez más personas en Europa están apostando por una tendencia tan curiosa como adictiva: comprar maletas perdidas en aeropuertos sin saber qué hay dentro. Desde ropa de lujo hasta iPads, joyas o incluso un microondas, los hallazgos pueden ser tan sorprendentes como impredecibles.
Según el informe Sita Baggage Insights 2025, en 2024 se extraviaron más de 2,76 millones de maletas en todo el mundo, una cifra que, aunque menor que años atrás, sigue alimentando un próspero mercado secundario. Las aerolíneas deben almacenar los equipajes no reclamados durante 90 días; luego, dependiendo del país, se donan, reciclan o subastan.
En Europa, este fenómeno se ha convertido en un auténtico boom. Casas de subastas como Greasby, BCVA o Mulberry Bank Auctions realizan eventos cada dos semanas en los que se venden maletas completas o artículos individuales. Los precios de salida arrancan en apenas 8 euros, aunque las más atractivas pueden alcanzar los 100. Los compradores no pueden abrir las valijas antes de la compra, lo que añade un componente de “lotería” que ha conquistado a miles de usuarios y creadores de contenido.
En Reino Unido, por ejemplo, la influencer Becky (@beckysbazaar) compró una maleta perdida en Heathrow por 80 libras y descubrió en su interior ropa de marca, cosméticos y un iPad. Su video superó los 15 millones de visualizaciones.
En España, las maletas no reclamadas se destinan principalmente a la asociación Envera, que recicla y revende los artículos en tiendas solidarias, generando empleo para personas con discapacidad. En otros países, como Estados Unidos, empresas como Unclaimed Baggage gestionan este mercado desde hace décadas, revendiendo objetos de todo tipo: desde productos Apple hasta una cámara usada por la NASA.
Con la emoción del misterio y la posibilidad de hallar verdaderos tesoros, las subastas de maletas perdidas se consolidan como uno de los fenómenos más curiosos —y rentables— del momento en Europa.

