En el norte de Chile existe una playa que sorprende por su arena blanca, su mar turquesa y una península rocosa con forma de corazón que la convierte en una de las postales más llamativas del Pacífico. Se trata de Totoralillo, un rincón costero ubicado en la Región de Coquimbo que muchos turistas comparan con el Caribe por la transparencia del agua y su ambiente calmo, ideal para desconectar.
A solo 12 kilómetros de la comuna de Coquimbo, este balneario cuenta con dos bahías separadas por una formación natural que se volvió un punto icónico para tomar fotografías, caminar al atardecer y disfrutar del paisaje. Su apodo más conocido, “la pequeña Tahití”, resume la mezcla de mar turquesa, arena clara y rocas graníticas que caracterizan la zona.
Totoralillo ofrece un entorno perfecto tanto para quienes buscan relax como para quienes prefieren actividades acuáticas. Sus aguas cristalinas la vuelven un punto ideal para practicar snorkel, mientras que los sectores de mayor oleaje suelen ser elegidos por surfistas y aficionados al bodyboard. También es un lugar popular para nadar, recorrer senderos entre rocas y simplemente descansar lejos del ruido urbano. En la zona funcionan restaurantes especializados en productos del mar, donde abundan el ceviche, el chupe de jaiba y los ostiones frescos típicos de Coquimbo.
Llegar desde Argentina, especialmente desde Mendoza, es un recorrido frecuente y sencillo. En auto, se cruza por el Paso Internacional Los Libertadores, se continúa hacia Santiago y luego por la Ruta 5 Norte rumbo a La Serena y Coquimbo. A la altura del kilómetro 445 aparece el desvío señalizado hacia Totoralillo. El trayecto completo lleva entre 9 horas y media y 11 horas, dependiendo de las demoras en frontera. También es posible viajar en bus desde Mendoza hacia Santiago y continuar hacia La Serena, o volar a Santiago y tomar una conexión aérea hacia La Serena para luego completar los 12 kilómetros finales en taxi o remis.
El clima de la zona es uno de sus principales atractivos: cuenta con más de 300 días despejados al año, lo que la convierte en una excelente opción durante todo el verano. Sin embargo, los fines de semana de enero y febrero suelen ser concurridos, por lo que se recomienda llegar temprano para conseguir buen espacio en la playa. Durante la temporada alta hay estacionamiento, baños y oferta gastronómica para quienes decidan pasar el día.
Con su paisaje exótico, mar transparente y ambiente sereno, Totoralillo se consolida como una de las playas más hermosas del norte de Chile y una escapada ideal para quienes buscan descansar en un entorno que, por momentos, parece sacado del Caribe.
