¿Estás pensando en viajar a República Checa y querés armar un itinerario épico? Entonces, quedate en esta nota: te contamos 6 experiencias que no pueden faltar en tu paso por este mágico país de Europa Central. Ciudades medievales, castillos de cuento, pueblos de película y hasta aguas termales curativas… ¡República Checa lo tiene todo!
¿Por qué viajar a República Checa?
La República Checa —o simplemente “Chequia”— es un destino que enamora con su arquitectura medieval, ciudades de fantasía y una rica historia que se respira en cada rincón. Rodeado por Alemania, Austria, Polonia y Eslovaquia, este país se ha convertido en uno de los favoritos de los viajeros que quieren combinar cultura, paisajes y buen precio.
Su capital, Praga, es una joya en sí misma. Pero fuera de ella, hay muchísimo por descubrir. Y lo mejor: es un país que podés recorrer cómodamente por tu cuenta, o aprovechar las conexiones en tren para hacer base en la capital y moverte en el día.
¿Cuándo viajar?
- Navidad y Año Nuevo: ideal si te gusta el frío y los mercados navideños. Las ciudades se visten de luces y magia.
- Primavera y otoño (mayo-junio y septiembre-octubre): clima agradable, menos turistas, mejores precios.
6 cosas que hacer en República Checa que no te podés perder
1. Praga, la ciudad de las 100 torres
Praga no es solo una de las ciudades más bellas del mundo: es una máquina del tiempo que te transporta a la Europa medieval con solo poner un pie en su centro histórico. Caminar por sus calles empedradas es dejarte envolver por la historia, el arte y la magia.
Comenzá por la Plaza de la Ciudad Vieja, donde el famoso Reloj Astronómico marca no solo el tiempo, sino también el ritmo de los turistas que se agolpan para ver su pequeño espectáculo cada hora. Desde ahí, cruzá el Puente de Carlos al amanecer, cuando la neblina matinal y la ausencia de multitudes lo convierten en un escenario de ensueño.
Perderte en el barrio de Malá Strana, recorrer el Castillo de Praga, subir al Monte Petřín o pasear por el barrio judío te permitirá conocer otras caras de la ciudad. Y si te gusta la literatura, no podés dejar de visitar la casa de Franz Kafka.
Pro tip: los free tours en español son una excelente manera de empaparte de la historia y entender el porqué de cada rincón. ¡Y lo mejor es que vos decidís cuánto pagarle al guía!n guía en español para entender la historia detrás de cada rincón. ¡Gratis y súper recomendable!
2. Kutná Hora y su espeluznante osario
Si sos de los que aman los destinos con historia y un toque de misterio, Kutná Hora te va a fascinar. Esta pequeña ciudad a solo 70 km de Praga fue en su época más rica que la capital, gracias a sus minas de plata. Hoy es Patrimonio de la Humanidad y uno de los mejores paseos de un día desde la capital checa.
El plato fuerte es sin dudas el Osario de Sedlec, una capilla decorada con huesos humanos de más de 40.000 personas, ordenados en formas tan artísticas como macabras: arañas de hueso, escudos, cálices… y hasta una lámpara hecha íntegramente de cráneos y fémures.
Pero Kutná Hora tiene mucho más: la imponente Catedral de Santa Bárbara, de estilo gótico, es una de las más bellas del país. Pasear por su centro histórico es como caminar dentro de una pintura renacentista.
Cómo llegar: desde la Estación Central de Praga en tren directo. El viaje dura unos 55 minutos.
3. Český Krumlov, el pueblo que parece de cuento
Ubicado al sur de Bohemia, Český Krumlov es una verdadera joya escondida. Su belleza es tal que muchos viajeros aseguran que se siente como estar dentro de un escenario de película o novela fantástica.
El castillo de Český Krumlov, construido en el siglo XIII, domina la ciudad desde una colina y ofrece vistas espectaculares del río Moldava que serpentea a sus pies. En su interior, podés visitar salones de época, jardines renacentistas y hasta un antiguo teatro barroco.
El centro histórico es peatonal y está formado por calles empedradas, plazas tranquilas y casitas de colores con techos puntiagudos. También hay bares con cerveza artesanal local, tiendas de artesanías y museos pequeños pero encantadores.
Recomendación: Si vas con tiempo, quedate una noche. Al caer el sol, la ciudad se vacía de turistas y el ambiente se vuelve aún más mágico.
4. Castillos que te harán sentir parte de una película
República Checa es uno de los países con mayor densidad de castillos del mundo. Desde fortalezas góticas hasta palacios románticos, hay opciones para todos los gustos. Hacer una ruta de castillos es una forma fascinante de entender la historia del país… ¡y de sacar fotos espectaculares!
Algunos de los más recomendados:
Karlštejn: el favorito de los locales. Construido por el emperador Carlos IV, fue creado para custodiar las joyas de la corona. Se encuentra muy cerca de Praga y es ideal para una escapada de medio día.
Konopiště: con su arquitectura gótica y rodeado por bosques y jardines, este castillo fue la residencia del archiduque Francisco Fernando (sí, el mismo cuyo asesinato detonó la Primera Guerra Mundial).
Hluboká nad Vltavou: parece sacado de un cuento de Disney. Es perfecto para combinar con Ceske Budejovice, la ciudad natal de la Budweiser original.
Bouzov: fue usado como locación para varias películas de fantasía y es uno de los más fotogénicos de Moravia.
Loket: sobre un acantilado, rodeado por un meandro del río Ohře. Es ideal para combinar con una escapada a Karlovy Vary.
Sugerencia: alquilar un auto por 2 o 3 días y armar tu propio recorrido es una opción excelente para los más aventureros.
5. Olomouc, la joya escondida de Moravia
Olomouc es una joya escondida en Moravia. Muchos la llaman “la hermana menor de Praga”, pero lo cierto es que tiene personalidad propia y un encanto tranquilo, ideal para quienes buscan salirse del circuito turístico clásico.
Fue durante siglos la sede del arzobispado, y eso se nota en sus imponentes iglesias, conventos y edificios barrocos. Su Reloj Astronómico, de estética socialista, es una rareza digna de ver. La Catedral de San Venceslao, la Columna de la Santísima Trinidad y sus fuentes mitológicas le dan un aire elegante y señorial.
Además, es una ciudad universitaria, por lo que está llena de bares, cafés modernos y una vida nocturna vibrante y económica.
Cómo llegar: desde Praga en tren directo en poco más de 3 horas. Ideal para pasar el día o quedarse a dormir.
6. Karlovy Vary, relax entre aguas termales
Ubicada al oeste del país, Karlovy Vary es el destino ideal para quienes quieren combinar turismo con relax. Esta ciudad balneario fue durante siglos el lugar de descanso de aristócratas, artistas y pensadores como Beethoven, Goethe y Freud.
Su atractivo principal son sus más de 13 manantiales de aguas termales, que podés probar directamente de las fuentes repartidas por toda la ciudad. También podés disfrutar de un día completo de spa en alguno de los históricos balnearios, como el Hotel Thermal o el Grandhotel Pupp.
Además, la ciudad es hermosísima: edificios color pastel con arquitectura Art Nouveau, galerías cubiertas, bosques en las colinas, miradores como el de la Torre Diana, y un ambiente elegante y tranquilo.
Bonus: probá los barquillos tradicionales rellenos de oblea y la bebida típica de la ciudad, el licor herbal Becherovka.
Consejos finales para viajar a República Checa
No necesitás visa si tenés pasaporte de algún país latinoamericano.
La moneda local es la corona checa (CZK), aunque en muchas zonas aceptan euros.
El idioma oficial es el checo, pero en las zonas turísticas suelen hablar inglés.- La red de trenes y buses es muy eficiente: ideal para moverse sin auto.
Conclusión
Viajar a República Checa es descubrir una Europa mágica, accesible y llena de historia. Ya sea que vayas por la arquitectura, por la cerveza o por las leyendas medievales, este país te va a sorprender.
Ahora que ya sabés qué hacer en República Checa, contanos: ¿cuál de estos planes vas a poner primero en tu lista?
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