Se estima que 40 personas y más de 1.000.000 de pingüinos viven las islas. Las Georgias del Sur son un destino que nos permite ver aún cómo es un territorio despoblado donde la naturaleza domina. Aunque no siempre fue así: la actividad ballenera supo ser las industria principal durante los siglos XIX y XX, aunque dejó un legado de devastación ecológica. Comenzó en 1904, cuando Carl Anton Larsen, un explorador y empresario noruego, estableció la primera estación ballenera permanente en Grytviken. Esta industria se expandió rápidamente, y otras estaciones fueron construidas en lugares como Stromness, Leith Harbour y Husvik.
Durante su auge, la caza de ballenas en las Georgias del Sur alcanzó niveles alarmantes. Miles de ejemplares, principalmente ballenas azules, jorobadas, sei y fin, fueron capturadas y procesadas para producir aceite, carne y otros derivados. La tecnología avanzada de la época, como los arpones explosivos y los barcos factoría, facilitó la explotación a gran escala.
La sobre explotación llevó a un rápido colapso de las poblaciones de ballenas. En pocas décadas, varias especies fueron llevadas al borde de la extinción. Para la década de 1960, la actividad ballenera en Georgias del Sur se volvió económicamente inviable debido al agotamiento de las poblaciones y la creciente presión internacional contra la caza de cetáceos. En 1965, se cerró la última estación ballenera en la isla. Además de ballenas, las focas también fueron objeto de una caza intensiva en el siglo XIX, lo que casi exterminó a varias especies locales.
Hoy en día, las Georgias del Sur son un área protegida, y la caza de ballenas y focas está prohibida. Las poblaciones de estos animales han mostrado signos de recuperación gracias a los esfuerzos de conservación, convirtiendo a la región en un refugio vital para la biodiversidad marina. Sin embargo, el legado de esta explotación masiva aún resuena en el ecosistema de las islas.
Dónde se encuentran las Islas Georgias del Sur
Este remoto archipiélago del Atlántico Sur, situado a más de 1,500 kilómetros de las Islas Malvinas, combina paisajes épicos, una historia fascinante y una biodiversidad asombrosa. Consideradas uno de los últimos bastiones de la naturaleza virgen, las Georgias del Sur son un sueño para los amantes de la naturaleza y los exploradores modernos.
Durante el mes de Octubre, viajamos a este destino a bordo del crucero Magellan Explorer de la compañía Antarctica 21, en un itinerario de 18 días que partió desde Punta Arenas, hizo desembarco en varios puntos de Islas Malvinas, y luego unos 7 días alrededor de las islas Georgias del Sur.
Un vistazo histórico y geográfico a las Islas Georgias del Sur
Geográficamente, las Georgias del Sur son un archipiélago montañoso cubierto de glaciares. Su paisaje dramático incluye picos nevados que superan los 2,900 metros de altitud, fiordos profundos y playas donde se congrega una vida silvestre deslumbrante. A pesar de su aislamiento extremo, estas islas son hogar de una de las mayores concentraciones de biodiversidad marina y terrestre del planeta, incluyendo enormes colonias de pingüinos rey, elefantes marinos, lobos marinos y albatros.
Las Islas Georgias del Sur tienen un vínculo complejo con la historia de Argentina y la cuestión de la soberanía en el Atlántico Sur. Descubiertas por James Cook en 1775 y reclamadas para Gran Bretaña, las Georgias permanecieron deshabitadas hasta el auge de la industria ballenera a principios del siglo XX. Sin embargo, Argentina también estableció un interés temprano en las islas, vinculándolas a su reclamo sobre las Islas Malvinas y el archipiélago circundante.
En 1927, Argentina estableció una estación meteorológica en Grytviken con permiso británico, reforzando su presencia en la región. Décadas después, en 1982, las Georgias se convirtieron en un punto de tensión durante la Guerra de las Malvinas. Previo al conflicto, trabajadores argentinos, liderados por el empresario Constantino Davidoff, desembarcaron en las Georgias para desmantelar una vieja estación ballenera. Esto fue interpretado por el Reino Unido como una incursión no autorizada y llevó a un enfrentamiento que marcó el inicio del conflicto armado.
Tras la guerra, las Georgias del Sur y las islas Sandwich del Sur quedaron bajo administración británica directa, reforzando su control militar y logístico. Sin embargo, Argentina mantiene su reclamo de soberanía sobre estas islas, argumentando su cercanía geográfica y vínculo histórico con la plataforma continental argentina.
Hoy, las Georgias del Sur son administradas como un territorio británico de ultramar, centrado en la conservación y la ciencia. No obstante, la disputa de soberanía sigue siendo un tema latente en las relaciones diplomáticas entre Argentina y el Reino Unido.
Un destino de dificil acceso
Visitar las Georgias del Sur no es una tarea sencilla. Este destino remoto carece de aeropuertos o conexiones regulares con el continente. La única manera de llegar es por barco, lo que añade un aire de exclusividad y aventura al viaje.
El trayecto implica navegar desde las Islas Malvinas o la Antártida, cruzando el Océano Austral, famoso por sus condiciones climáticas extremas. Esta travesía, que puede durar varios días, es parte integral de la experiencia. En este sentido, viajar a bordo de un crucero de expedición como el Magellan Explorer ayuda a que ese trayecto, que puede tener hasta 4 días en alta mar, sea algo enriquecedor y cómodo.
Expertos a bordo, lujo y seguridad: cómo es este viaje de casi USD12.000
El Magellan Explorer es un barco boutique diseñado específicamente para viajes de expedición en regiones polares. Con capacidad para un máximo de 100 pasajeros, combina lujo, sostenibilidad y un diseño adaptado para explorar los rincones más remotos del planeta.
Qué incluye el viaje
Un viaje a las Georgias del Sur con Antarctica21 a bordo del Magellan Explorer incluye todo lo necesario para disfrutar de esta aventura al máximo:
- Alojamiento en cabinas de lujo: Las habitaciones cuentan con vistas al mar y muchas tienen balcones privados para disfrutar de los paisajes.
- Gastronomía gourmet: Los menús incluyen platos internacionales y locales, cuidadosamente preparados con ingredientes frescos.
- Excursiones diarias: Los pasajeros participan en desembarcos diarios y actividades guiadas, lideradas por un equipo de expertos en biología, historia y geología.
- Charlas educativas: Cada día, los guías ofrecen conferencias que profundizan en la historia y biodiversidad de las Georgias del Sur.
- Equipo técnico: Antarctica21 proporciona botas de goma adecuadas para los desembarcos.
Días y ritmo del viaje
Un itinerario típico a las Georgias del Sur desde el Magellan Explorer puede durar entre 14 y 17 días. El viaje comienza ya desde Punta Arenas, con la visita previa a Explorer House: el centro de expediciones de Antarctica21. Ya por la tarde comienza la navegación con rumbo primero a las Islas Malvinas. Allí se realizarán dos desembarcos en alguna isla del archipiélago y también en Puerto Argentino, al otro día. Saliendo de Puerto Argentino, el barco navegará durante varios días hacia las Georgias del Sur, y una vez arribado pasará varios días de exploración visitando los sitios más destacados de estas islas.
Algo a tener en cuenta: el itinerario siempre es tentativo, pero puede verse modificado, ya que el clima es quien determinará los pasos a seguir, día a día.
Una tierra sin gente
Uno de los aspectos más emocionantes del viaje son los desembarcos en zodiacs, pequeñas embarcaciones inflables que permiten explorar áreas inaccesibles para barcos más grandes. Estos desembarcos están cuidadosamente planificados y dependen de las condiciones climáticas, conocidas por ser impredecibles en estas latitudes.
Cada desembarco es una experiencia única. Puedes caminar entre miles de pingüinos rey en St. Andrews Bay, maravillarte ante los restos de la estación ballenera en Grytviken (donde también se encuentra la tumba del famoso explorador Ernest Shackleton) o presenciar cómo los elefantes marinos luchan por territorio en las playas.
Los guías de expedición están siempre presentes, compartiendo información detallada sobre la flora, fauna y la historia del lugar. Además, se asegura el cumplimiento de estrictas normas de conservación para proteger este frágil ecosistema.
Explorando las maravillas de las Georgias del Sur
Un itinerario típico con el Magellan Explorer incluye varias paradas icónicas en las Georgias del Sur. A continuación, te presentamos algunos de los puntos destacados:
St. Andrews Bay
Hogar de una de las mayores colonias de pingüinos rey del mundo, esta bahía es un espectáculo impresionante. Decenas de miles de pingüinos se agrupan en las playas, creando un paisaje que parece sacado de otro planeta.
Grytviken
Este histórico asentamiento ballenero es una parada obligatoria. Aquí se puede visitar el pequeño museo, la antigua iglesia y la tumba de Shackleton, quien lideró la famosa Expedición Imperial Trans-Antártica. Grytviken es un lugar donde la historia cobra vida en medio de un entorno natural imponente.
Gold Harbour
Con glaciares como telón de fondo, esta bahía es conocida por su abundante vida silvestre, incluyendo pingüinos rey, lobos marinos y elefantes marinos. Es un lugar perfecto para los fotógrafos de naturaleza.
Prion Island
Una pequeña isla protegida que alberga nidos de albatros errantes, las aves de mayor envergadura del mundo. Visitar este lugar requiere un permiso especial y caminar por pasarelas diseñadas para minimizar el impacto ambiental.
Un viaje de conexión y descubrimiento
Explorar las Georgias del Sur a bordo del Magellan Explorer no es un viaje más: es una inmersión en un mundo de naturaleza prístina y rica historia. Desde las charlas educativas a bordo hasta los encuentros cercanos con la fauna, cada momento del viaje está diseñado para inspirar y transformar.
Este tipo de expedición no solo permite conocer uno de los rincones más remotos del planeta, sino que también fomenta la apreciación por su conservación. Las Georgias del Sur son un recordatorio poderoso de lo que aún queda por proteger en nuestro planeta, y visitarlas de manera responsable es un privilegio que pocos tienen la oportunidad de experimentar.