Empieza a sonar a tópico: lo importante en la vida es vivirla a través de experiencias.
Somos de esas personas que nos gusta repetirnos esta obviedad. Porque nos la creemos profundamente y porque lo pude comprobar en un viaje de 9 meses por Sudamérica. Nosotros dos, con 30 años y con 22€/día de presupuesto. Durante esos meses fuimos creando recuerdo tras recuerdo, fuimos creciendo como pareja. Y es que… eso es lo que nos dan las experiencias, ¿no? Múltiples recuerdos que nos asaltan un martes cualquiera por la tarde y nos hacen sentir vivos.
Siempre. Desde que tuvimos nuestro primer trabajo, nuestros ahorros fueron siempre para poder viajar. O dicho de otra manera, utilizamos nuestros ahorros para generar recuerdos que nos hacen sonreír, que nos ayudan a levantar cabeza en momentos depres, que nos unen a las personas con las que los creamos.
Planeamos el Gran Viaje con unos 3 años de antelación y un día empezamos a venderlo todo. Bueno, vendimos el coche, el macbook y… ya 🙂 Decidimos parar nuestras carreras profesionales para construir durante un año nuestra muralla China particular de recuerdos juntos.
Bueno, pesaditos que somos con lo de los recuerdos… Perdón por la insistencia, pero es que es la base para entender lo que sigue.
Llevamos 13 años juntos, tenemos una hipoteca y tenemos hijos. Check, check y check. Nos faltaría la boda para tener el check final, ¿no?
Nunca nos hemos visualizado en una boda tal y como la conocemos: mil invitados, catering, vestido, flores, las fotos… Sin embargo, sí nos atrae la idea de reunir a todos nuestros amigos y familia y crear recuerdos con todos ellos.
Ahora, cojamos los distintos ingredientes aquí arriba comentados:
Recuerdos + Familia y amigos + Viajar + Boda
Shake, shake, shake y… aquí va la locura que estamos montando:
Vamos a invitar a las 60 personas del mundo que más queremos a un viaje de 4 días por algún país y nos casaremos por allí. Como si les invitásemos a los primeros días de nuestra luna de miel.
Ni vestido caro ni jamón de bellota ni hotelazo… vamos a enfocarnos a lo que realmente nos hace sentir más vivos y felices. A lo que más nos pertenece. Lo que nos hace sentir más cómodos.
Para organizar todo esto, primero tenemos que decidir a dónde iremos, así que durante este año hemos viajado a 4 posibles localizaciones que los invitados no sabrán. Los requisitos son sencillos: billetes baratos, alojamiento barato y estancia barata… y con el plus de que pueda haber un wow effect: nos gustaría un lugar en el que la mayoría de gente no haya estado.
Nuestros invitados no sabrán dónde nos casamos hasta el mismo día que cojamos el avión o el barco o el tren o el autocar. Solo habrán visto algunas fotografías que compartiremos con ellos pero con mucho cuidado: no desvelarán la localización, pero sí verán si es un sitio de montaña, playa…
En pocas semanas les haremos votar las mejores fotos, y el destino ganador será donde iremos.
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Unos 3 meses antes de la boda, volveremos al lugar elegido para empezar a crear una agenda de 4 días y definir cómo nos desplazaremos hasta el lugar (tendremos que alquilar coches para todos? un autocar? nos montaremos 50 personas en un tren?), dónde dormiremos (AirBnB? Camping? Hotel?), qué visitaremos? (tendrán que ser actividades babyproof y granmaproof), dónde comeremos (50 bocas)… Y sobre todo, cómo generaremos buenos momentos que se conviertan en recuerdos que nos asalten ese martes dentro de 17 años mientas estamos haciendo el café en el trabajo.
Con un par de versos de este poema y un hasta pronto, me despido:
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Martha Medeiros
4 respuestas
qué bonito
ESPECTACULAR!!!
LA VIDA SÓN AQUESTES EXPERIÈNCIES!!!!! CARPE DIEM!!
Una ilusión enorme de compartir con todos.
Graciasssssss ❤️
Preciós!!! Totalment d’acord amb el que heu escrit. Us estimo!!!