¿Sabías que en Argentina es posible encontrar una cava submarina? El país soberano ubicado en el extremo sur del continente americano se destaca como uno de los principales productores de vino del mundo, con regiones como Mendoza entre las más destacadas en cuanto a calidad y distinción. Además de eso, en la ciudad de Las Grutas deslumbra la presencia de la primera bodega submarina argentina, donde existe la posibilidad de probar vinos añejados en el fondo del océano Atlántico.
Todo el mérito del reconocimiento que obtiene Argentina es gracias a Mendoza, la principal provincia vitivinícola del país donde los visitantes podrán encontrar las bodegas que nuclean un aproximado 70% de la elaboración de los vinos con etiquetas nacionales. Sin embargo, en el resto del país se destacan experiencias que tienen como protagonista al vino: desde un hotel temático inspirado en el vino en Córdoba hasta una cava sumergida en las profundidades de un parque subacuático.
Esta bodega submarina se encuentra dentro del Área Natural Protegida Bahía San Antonio. Por ello, todo el proyecto se desarrolla bajo estrictas medidas ambientales y el acompañamiento y monitoreo de la Universidad Nacional del Comahue.
Los primeros vinos se sumergieron en septiembre del 2019 y las primeras muestras se extrajeron en junio de este 2020, permitiendo así su degustación al público, lo cual convierte a este atractivo en una experiencia inédita para vivir en la Patagonia argentina.
La iniciativa submarina ha sido impulsada por la bodega Tapiz, de Mendoza, que dispuso en Las Grutas, un concurrido balneario argentino del Golfo de San Matías, en el norte de la Patagonia, una cava preparada para evitar impacto ambiental, con 300 botellas de Malbec Wapisa de viñedos de la localidad de San Javier, provincia de Río Negro.
Así, bajo la marca Wapisa, que significa ballena en yamana (lengua de los aborígenes de Tierra del Fuego) las botellas fueron diseñadas con una etiqueta que tiene el dibujo de una cola emergiendo del agua, como las de los cetáceos que, de julio a septiembre, suelen visitar Las Grutas para reproducirse.
La bodega Tapiz, de Mendoza, sumergió en febrero del 2020 unas 300 botellas de Malbec para su añejamiento en el Atlántico. Al abrirlas en junio, resultaron vinos con características muy buenas.
Según han indicado los especialistas, el agua salada del mar acelera tres veces el tiempo de añejamiento. Esta condición, sumada a la baja temperatura del mar, la presión y la singular luminosidad entre 6 y 12 metros de profundidad, provocan que el vino adquiera aromas más intensos y sabores más delicados.
El clima oceánico, por sus bajas temperaturas y fuertes vientos, provoca que los vinos que se elaboran tengan menor cantidad de azúcares y menor graduación alcohólica. El suelo franco de esta región patagónica es limo-arcilloso, con buena acidez y poca materia orgánica. Como resultado, los vinos oceánicos son mucho más aromáticos, equilibrados, frutados, minerales y filosos que los vinos de montaña.
¿Cómo surge esta tendencia de vinos oceánicos?
Esta idea de conservar y añejar vinos bajo el mar viene desde hace siglos. A partir de los distintos descubrimientos de barcos que se han ido dando, se han encontrado ánforas repletas de botellas y al abrirlas se ha descubierto que los vinos estaban en muy buenas condiciones.
Fue el caso del mismisimo famoso investigador y explorador francés, Jacques Cousteau, quien halló junto a su equipo, hace ya varios años en las costas de Marsella, un cargamento de vinos que estaban en muy buen estado. A partir de entonces se ha advertido que el mar brinda condiciones únicas para el añejamiento de los vinos.
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