La Habana, es un destino de contrastes que despierta los sentidos y cautiva el corazón. Con su vibrante mezcla de historia, cultura y color, te recomendamos visitarla al menos una vez en la vida.
Pasear por las calles de La Habana es como un viaje en el tiempo, donde la arquitectura colonial se entrelaza con el ritmo contagioso de la salsa y el son.
Desde el majestuoso Malecón, donde las olas del mar se encuentran con la vida cotidiana, hasta la emblemática Plaza de la Revolución, cada rincón de La Habana cuenta una historia fascinante. Los coches clásicos que recorren sus avenidas, los murales llenos de arte y la calidez de su gente hacen de cada visita una experiencia inolvidable.
¿Cuántos días hacen falta para visitar La Habana?
En nuestra opinión tres días completos es el tiempo perfecto para visitar La Habana.
Día 1
La Habana Vieja es sin duda el corazón de la capital cubana. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, aquí la arquitectura colonial se mezcla con el bullicio cotidiano de sus habitantes. Los coloridos edificios, con sus balcones de hierro forjado y fachadas desgastadas, cuentan historias de siglos pasados y del paso del tiempo.
Puedes empezar Tu recorrido en la Plaza de Armas, la más antigua de La Habana. Aquí se celebraban las ceremonias más importantes durante la época colonial. Rodeada de majestuosos edificios, como el Palacio de los Capitanes Generales, hoy convertido en museo, la plaza es el punto de encuentro y sitio donde puedes disfrutar de una cerveza para protegerte del calor del sol. No dejes de explorar el Castillo de la Real Fuerza, una imponente fortaleza construida en el siglo XVI que no solo protege la entrada de la bahía, sino que también alberga un interesante museo de la historia naval de Cuba. Desde sus murallas, pueden disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad y el mar.
A pocos pasos de la plaza, se encuentra la Catedral de La Habana, un magnífico ejemplo de la arquitectura barroca. Con sus impresionantes torres y su imponente fachada, es uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad. Además, el entorno de la catedral está lleno de cafés y galerías de arte, lo que hace de esta área un excelente lugar para disfrutar de un café cubano y observar el bullicio local.
Desde la catedral, continúa tu recorrido por el Paseo de Martí, una amplia avenida flanqueada por árboles y monumentos. Aquí se encuentra el Capitolio, uno de los edificios más emblemáticos de La Habana. Inspirado en el famoso edificio de Washington D.C., este fue inaugurado en 1929 y alberga la Academia de Ciencias. Su cúpula, es una de las más grandes del mundo y ofrece un espectáculo impresionante, especialmente cuando se ilumina al anochecer.
No dejes de visitar la Plaza Vieja, un encantador espacio que refleja la diversidad cultural de la ciudad. Aquí, artistas locales exhiben su trabajo, creando un ambiente vibrante. En un rincón se encuentra la Casa de la Moneda, sitio histórico donde se acuñaban las monedas cubanas.
La Bodeguita del Medio es un ícono de La Habana, famoso por ser el preferido de Ernest Hemingway. Este bar y restaurante, ubicado en La Habana Vieja, destaca no solo por su exquisito mojito, sino también por su ambiente cálido y acogedor. La decoración está llena de grafitis y mensajes de admiradores, que le dan un toque auténtico y bohemio. Además de disfrutar de la bebida estrella, se pueden degustar platos típicos cubanos como el congrí y las tapas. La música en vivo, a menudo con ritmos de son y salsa, transforma el lugar en una celebración de la cultura cubana, lo que lo convierte en un punto de encuentro ideal tanto para locales como para turistas.
También tienes que pasar por el Museo del Ron, un lugar que ofrece una profunda inmersión en la historia y la tradición del ron cubano. Situado en el antiguo palacio de la familia de los fundadores de Havana Club, el museo presenta exposiciones sobre el proceso de elaboración del ron, desde la caña de azúcar hasta el embotellado.
Las visitas guiadas son interactivas e incluyen degustaciones de diferentes tipos de ron, donde se pueden apreciar los matices y sabores que caracterizan a cada uno. Además, el museo cuenta con una tienda donde se pueden comprar souvenirs y, por supuesto, botellas de ron para llevar un pedacito de Cuba a casa.
La Floridita es otro de los bares emblemáticos de La Habana, conocido por su famoso daiquirí, que Hemingway consideraba uno de los mejores. Este lugar combina una atmósfera elegante con una rica historia; fue inaugurado en 1817 y, desde entonces, ha atraído a innumerables celebridades. La decoración es un homenaje al arte y la cultura cubana, con fotografías de figuras notables en las paredes. La música en vivo, que incluye desde jazz hasta son cubano, crea un ambiente muy agradable. Además de probar el daiquiri, vale la pena degustar otros platos típicos como el lechón asado o los mariscos frescos.
Al caer la noche, La Habana se transforma en un festival de sonidos y luces. Puedes cerrar la noche en un bar con música en vivo, como el famoso Buena Vista Social Club. En este icónico lugar podrán disfrutar de ritmos de salsa mientras degustan un buen trago.
También hay otras opciones como el Cocktail terraza hotel KEMPINSKI, un lugar que ofrece vistas impresionantes de la ciudad. Este hotel de lujo es conocido por su elegancia y sofisticación. La terraza es ideal para disfrutar de un trago al atardecer, mientras se contempla el horizonte habanero. Los bartenders preparan cócteles increíbles, usando ingredientes frescos y locales. Además, hay tapas gourmet para acompañar. La terraza a menudo cuenta con música en vivo y eventos, lo que la convierte en un sitio ideal para una salida con amigos o una cita especial.
Otro lugar que no puede faltar en tu lista es el restaurante La Guarida es una elección espectacular. Este restaurante, famoso por su ambiente bohemio y su cocina de autor, se encuentra en un edificio histórico. La Guarida ha sido el escenario de películas y es conocida por su decoración única, que combina arte y cultura. El menú ofrece una variedad de platos que fusionan la cocina cubana con toques internacionales, utilizando ingredientes frescos y de calidad. No te olvides de reservar, ya que es muy popular y ofrece una experiencia gastronómica que no querrás perderte.
Día 2: cultura y tradición
Arrancá tu día en el Museo de la Revolución, ubicado en el antiguo Palacio Presidencial. Al entrar, te vas a sentir como si te transportaras a un capítulo clave de la historia cubana. Este museo te ofrece una mirada profunda a lo que fue la Revolución de 1959, con exposiciones interactivas y fotos que realmente impactan. No te olvides de ver el yate Granma, el barco que trajo a Fidel Castro y sus compañeros de México a Cuba. Es un símbolo potente de la lucha por la libertad.
Las historias que se cuentan a través de los objetos y documentos son impresionantes y te ayudarán a entender mejor el contexto social y político del país.
Después, puedes dirigirte a la Fábrica de Tabacos Partagás, una de las más antiguas de La Habana. Este lugar es un verdadero templo del tabaco. Allí, expertos apasionados te van a contar cómo se seleccionan las hojas y se elaboran los puros a mano. Ver a los maestros en acción es impresionante; realmente se nota el cuidado que ponen en cada puro.
Un infaltable en este segundo día es el famoso Malecón, un paseo marítimo de 8 km que bordea la costa habanera. Este lugar es el alma de La Habana, donde los locales se juntan a disfrutar de la brisa del mar, a pescar o simplemente a charlar. El ambiente es genial, y al atardecer, el sol pinta el cielo de colores regalándote una de las postales mas hermosas de La Habana.
Para terminar el día, puedes ir a conocer el Teatro Nacional de Cuba o la Casa de la Música. Estos son puntos clave de la cultura cubana, donde la música y el baile son protagonistas. A veces, hay shows de salsa y música tradicional, y la energía es contagiosa.
Otro lugar interesante para conocer es el Bar Speak Easy, un rinconcito que rinde homenaje a la época de la Ley Seca. Este bar, con su ambiente íntimo y acogedor, es ideal para disfrutar de cócteles clásicos y modernos. La decoración evoca el glamour de los años 20, con luces tenues y una atmósfera que te transporta a otra época. Casi siempre hay músicos en vivo, ofreciendo una mezcla de jazz y ritmos cubanos que le dan un toque especial a la noche.
Y si prefieress un ambiente bien movido y tropical, no puedess dejar de conocer el Show Tropicana, una de las experiencias más emblemáticas de La Habana. Este cabaret al aire libre, que se inauguró en 1939, es un verdadero festín para los sentidos. Es famoso por sus espectáculos vibrantes y coloridos que celebran la cultura cubana en todo su esplendor.
Los shows en el Tropicana son un derroche de talento y alegría. Imagina a un montón de bailarines que se mueven al ritmo de la salsa, el son y el bolero, todo mientras músicos en vivo tocan. La energía que se siente es contagiosa, y te dan ganas de levantarte y bailar con ellos. La presentación es un despliegue de color y ritmo, donde los trajes brillantes y llenos de plumas se mezclan con la magia de la noche cubana.
El Tropicana no es solo un show, es una experiencia completa. Mientras disfrutas de la música y el baile, puedes saborear cócteles tropicales y platos típicos cubanos que le dan un toque especial a la velada. Es el lugar ideal para vivir la noche habanera en su máxima expresión y sentirte parte de la rica herencia cultural de la isla. Así que, preparate para una noche inolvidable que te hará vibrar al ritmo de Cuba.
Día 3: vedado, el centro cultural y político de La Habana
Comienza tu aventura en el vibrante barrio de Vedado, una zona moderna y residencial que te sorprenderá. Lo primero que no puedes dejar de visitar es la Plaza de la Revolución, un lugar emblemático que te conectará con la historia de Cuba. Aquí encontrarás la icónica imagen del Che Guevara en el edificio de la Oficina Central del Partido Comunista, un símbolo que refleja la identidad y el orgullo del pueblo cubano. La plaza es enorme y perfecta para sacar fotos, además de ofrecer un espacio para reflexionar sobre la rica historia política del país.
Luego, daun paseo por la Calle 23, conocida como «La Rampa». Esta avenida es una de las más lindas de la ciudad, llena de energía y vida. Vas a encontrar una mezcla de tiendas, restaurantes y cafeterías que te invitan a parar un rato. No te vayas sin probar un café cubano bien fuerte o un helado de guanábana.
Otro lugar que no te puedes perder es el Callejón de Hamel, un vibrante espacio artístico que celebra la cultura afrocubana. Este callejón es famoso por sus murales coloridos y esculturas, y cada domingo se transforma en un verdadero festival de música y baile. Aquí podrás disfrutar de ritmos contagiosos de rumba y encontrar artesanías únicas de artistas locales. Es el lugar perfecto para empaparte de la energía del barrio y conectar con la cultura cubana de una manera auténtica.
No dejes de visitar el Cementerio de Colón, un impresionante tesoro arquitectónico y un lugar lleno de historia. Inaugurado en 1876, este cementerio es famoso por sus mausoleos elaborados y esculturas artísticas que cuentan historias de la ciudad. Pasear por sus avenidas es como recorrer un museo al aire libre. Aquí descansan muchas figuras importantes de la historia cubana, y algunos monumentos son verdaderas joyas, como el mausoleo de los Bomberos de La Habana y la emblemática escultura de «La Muerte».
Si buscas un respiro de la ciudad, el Parque Almendares es perfecto. Este espacio verde te ofrece la oportunidad de relajarte, hacer un picnic o simplemente pasear entre los árboles. Además, puedes visitar el Jardín Botánico de La Habana, donde podrás conocer una impresionante colección de plantas tropicales y endémicas. Este lugar es un verdadero oasis de tranquilidad y belleza natural.
Continuando con tu recorrido, puedes acercarte a la Universidad de La Habana, una de las más antiguas de América Latina. Su arquitectura impresionante y el ambiente académico te transportarán a otro tiempo. Es un lugar donde se respira historia y conocimiento, ideal para explorar y sacar fotos.
A pocos minutos en auto puedes pasar a conocer la playa de Santa María del Mar. Esta hermosa playa es ideal para disfrutar del sol y nadar en aguas cristalinas. Los chiringuitos de la playa ofrecen mariscos frescos y bebidas frescas para pasar el calor, así que puedes relajarte en la arena y disfrutar del ambiente caribeño. Es el lugar perfecto para desconectar y vivir la experiencia de la playa cubana.
Para cerrar el día y tu viaje por La Habana de una manera especial, considera cenar en un “paladar”. Estos restaurantes privados te ofrecen la oportunidad de probar platos típicos cubanos, como el delicioso ropa vieja o el congrí. La calidez y la hospitalidad de los propietarios harán que te sientas como en casa mientras disfrutas de la auténtica gastronomía local.
Y así terminamos nuestra travesía por La Habana, una ciudad que no solo se visita, sino que se vive. Desde la magia de sus calles empedradas y coloridas hasta la rica herencia cultural que se siente en cada rincón, La Habana es un destino que todos deberían conocer al menos una vez en la vida.