Los pequeños países insulares enfrentan una amenaza existencial debido al cambio climático y, en una desesperada llamada de auxilio, han solicitado a las naciones ricas que los ayuden a enfrentar estos riesgos que podrían hacerlos desaparecer.
Gaston Browne, primer ministro de Antigua y Barbuda, destacó que estos territorios, conocidos como PEID (Pequeños Estados Insulares en Desarrollo), “están en la primera línea de una batalla contra la confluencia de una crisis que no provocaron”. Durante una conferencia sobre su futuro, los gobiernos de estos países enfatizaron que están sumergidos en deudas y cada vez más amenazados por los devastadores impactos del cambio climático.
El aumento del nivel del mar es una amenaza inminente para muchos de estos territorios, que podrían desaparecer en los próximos años. La situación se agrava porque el mundo se acerca peligrosamente a superar el límite de calentamiento de 1.5°C pactado en el Acuerdo de París. «Los principales culpables del cambio climático han fracasado en sus obligaciones de limitar sus efectos, perjudicando gravemente a los PEID y a nuestro planeta en general», añadió Browne.
Unos Países en Riesgo de Desaparecer
Estas islas del Caribe y de los océanos Índico y Pacífico albergan a 65 millones de personas, quienes están en grave riesgo de enfrentar sequías, inundaciones, huracanes y el aumento del nivel del mar. Su ubicación geográfica las hace extremadamente vulnerables no solo desde el punto de vista climático, sino también social y económicamente. Con economías poco diversificadas y poblaciones aisladas, estas islas tienen menos capacidad para adaptarse a los cambios.
António Guterres, secretario general de la ONU, subrayó que es inaceptable que un país tenga que desaparecer frente a la inacción del resto del mundo. «No podemos aceptar la desaparición de un país o de una cultura bajo el avance de las olas. Estas pequeñas islas no pueden luchar solas contra estos desafíos», afirmó Guterres.
A pesar de tener niveles de emisiones muy bajos, estos territorios serán los primeros en enfrentar los efectos del calentamiento global provocado por el resto del mundo. Se estima que al menos 39 de estos países necesitarían entre 4,700 y 7,300 millones de dólares anuales para adaptarse a estos efectos. Sin embargo, la mayoría son países de ingresos intermedios y no pueden acceder a la ayuda internacional ni a financiación con créditos a tasas preferenciales de los bancos de desarrollo.
Hilda Heine, presidenta de las Islas Marshall, advirtió que «el costo seguirá aumentando y lo pagaremos con cada vez más vidas humanas si no atacamos la raíz del calentamiento: las energías fósiles«. El futuro de estos pequeños países insulares está en manos del resto del mundo, pero ninguna potencia parece preocuparse por su situación.
«La crisis climática nos destruirá a todos, pero el mundo está tomándose su tiempo mientras nosotros sufrimos, es injusto», concluyó el presidente de las Seychelles, Wavel Ramkalawan.