Mi experiencia en la riña de gallos de República Dominicana

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Redactor
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República Dominicana es un país donde al fútbol no le dan pelota. Viví varios años en la mitad oriental de la isla La Española, la otra mitad de la isla es la República de Haití que no conocí. El asunto es que pasé el mundial de Alemania 2006 con el debut de Messi con la celeste y blanca, en la Península de Samaná al noreste del país. Para ver los partidos de Argentina, tenía que ir a los hoteles donde nos juntabamos todos los extranjeros adelante de una pantalla grande, a gritar los goles del equipo nacional de cada uno. Ahora… no había ni un dominicano entre nosotros, el fútbol es un deporte que no existe en sus prioridades, ni remotamente. Para ellos, el deporte nacional es el Béisbol o «Pelota» como ellos lo llaman y despierta pasiones desenfrenadas y héroes nacionales que alcanzan la inmortalidad nivel prócer patrio.

gallera2La otra gran pasión que tiene este pueblo del Caribe, es la riña de gallos, que se realiza en clubes especiales conocidos como Galleras. Un entretenimiento legal, que está regulado por cada municipio. Aunque de vez en cuando se otorgan cientos de concesiones anormales en todo el país que generan desorden y despiertan las  quejas de parte de la Asociación Dominicana de Clubes Gallísticos, porque muchas veces llevan a la quiebra a empresarios dedicados al pasatiempo del pico y las espuelas. Una realidad insólita para culturas que no comparten esta costumbre, pero siendo latinoamericanos podemos comprender que algunos ayuntamientos tomen la potestad de otorgar permisos para complacer compromisos políticos o de otra índole.

galleraLos criadores llevan a sus gallos a pelear a  estas galleras donde se apuestan verbalmente grandes cantidades de dinero, sin ningún boleto.  En algunos combates los gallos son equipados con espolones artificiales de plástico, hueso de pescado o acero que permiten que las aves puedan herir a su oponente más fácilmente que con sus espolones naturales, es una categoría determinada, es decir, ambos gallos deben pelear en igualdad de condiciones. Hasta el año 1.996 se usaban espuelas hechas con los caparazones de las tortugas carey, pero fueron prohibidas para proteger una especie de tortuga marina que como todas, está en peligro de extinción.

gallera_espolonA quienes se dedican al tema del cuidado de gallos o a entrenarlos se los llama traberos y traba al lugar donde entrenan. Les dedican mucha atención e invierten muchos pesos en la salud de cada gallo. En mi vecindario, en el puerto de Samaná, había varios criadores que cuidaban a estas aves mejor que a sus hijos, incluso los hijos también se hacían cargo con responsabilidad y orgullo de la inversión familiar.

dominikidsLas Riñas se organizan para los días domingos a la tarde aunque también hay horarios durante la semana. Los gallos son anotados por estricto orden de llegada al club, pesados e igualados, se consigna el propietario y color. Algunas de las normas de las decenas que posee el estatuto establecen que las peleas se concertan en el siguiente orden: con igualdad de peso, con diferencia de una onza (aprox.30 g), con diferencia de dos onzas.

gallera6En caso de gallos tuertos buscan pareja entre ellos, de no ser posible, igualan con gallos con dos ojos, pero dos onzas de diferencia a favor, sin preferencia en el orden de concertación, ni preferencia en el turno de la pelea que dura 20 minutos. El gallo que durante un minuto no haga pelea, perderá la riña. Acá te dejo un sitio con la reglamentación oficial de varios paises.

gallera8Demás está decirlo, es cosa de hombres, las mujeres no participan en un sitio como este, encendido por la sangre y encandilado por el brillo de las espuelas. También como gallos finos, los dominicanos en estas situaciones, se pavonean y muestran su estirpe y más si están con alguna copita de más. Tal es así que mi historia en este cuento pintoresco y folclórico, donde capturé estas imagenes, llegó a su fin cuando uno de los apostadores sacó un cuchillo para hacerse entender con otro personaje que se hacía el gallito, sentí que era hora de salir, la cosa se ponía peluda.

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Alejandro Avampini

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