Arami, una de las dos primeras yaguaretés nacidas en el Centro de Reintroducción del Parque Iberá y liberada en 2021, dio a luz a dos cachorros salvajes en libertad. Tal parece, el sueño de ver al yaguareté regresar a los Esteros del Iberá registra un nuevo y significativo avance: una de las hembras liberadas en 2021 dio a luz a dos cachorros salvajes en total libertad.
Los otros cuatro cachorros que hoy viven libres en Iberá habían nacido dentro de los corrales del Centro de Reintroducción de Yaguareté (CRY) y luego liberados junto a sus madres. Estos nuevos cachorros silvestres son el producto de la unión de Arami, una de las dos primeras yaguaretés nacidas en el CRY después de 70 años de extinción en Corrientes, y Jatobazinho, el yaguareté silvestre rescatado en una escuela rural de Brasil y donado al proyecto en 2019.
Su apareamiento también se produjo en vida libre. En las últimas semanas, el equipo técnico de Fundación Rewilding Argentina detectó que los movimientos de Arami se concentraron durante varias semanas en un mismo lugar: “Los puntos que emite el collar de Arami y que recibimos cada día a través de una conexión satelital sugerían que podría haber tenido cachorros ya que pasaba todo el tiempo en un mismo lugar, seguramente cuidando de ellos” dijo Magalí Longo, una de las coordinadoras del proyecto de reintroducción.
Fue gracias a las imágenes de una cámara trampa que finalmente pudo confirmarse la buena noticia: en dos videos consecutivos, Arami aparece llevando a los cachorros en su boca. Anteriormente, Arami había mostrado indicios similares que sugerían el nacimiento de cachorros, de acuerdo a la concentración de sus movimientos en un lugar determinado, pero entonces no pudo confirmarse la presencia de crías antes que la madre retome sus desplazamientos normales.
No es raro para esta especie que las madres primerizas pierdan a sus primeras camadas. Estos nuevos hitos —la reproducción de yaguaretés libres y el nacimiento de una nueva generación en libertad— son una excelente señal para el proyecto que busca revertir la extinción de esta especie, y alienta la esperanza de regenerar una población saludable de yaguaretés en Esteros del Iberá.
Sebastián Di Martino, Director de Conservación de Fundación Rewilding Argentina, resaltó que “si ambos cachorros sobreviven— algo que sabremos en las próximas semanas— la población de Iberá contará con diez yaguaretés libres, lo cual resulta sumamente importante considerando que en toda la región chaqueña argentina se estima que solo sobreviven unos 15 individuos”.
Los ocho yaguaretés liberados, algunos de origen silvestre y otros nacidos en el CRY, presentan el comportamiento típico de animales salvajes: han establecido territorios que superponen en mayor o menor grado entre ellos, no asocian al humano con provisión de comida y cazan fauna silvestre para alimentarse, principalmente carpinchos, chanchos cimarrones y ciervos de los pantanos.
El proceso de rewilding llevado adelante en Esteros del Iberá en forma conjunta entre el Gobierno de Corrientes, la Administración de Parques Nacionales y Fundación Rewilding Argentina avanza con la reintroducción del depredador tope y otras especies clave de este ecosistema, para restaurar la salud y belleza natural del gran humedal, revitalizar la cultura e impulsar una economía restaurativa basada en el turismo de observación de fauna en la cual es central la figura del poblador local.
Cabe destacar que el yaguareté es Monumento natural en Argentina, está categorizado como en Peligro Crítico de Extinción, y se estima que queda una población de 250 individuos en todo el país. En la provincia de Corrientes se extinguió hace más de 70 años, donde el proyecto de reintroducir la especie comenzó en 2012 con la construcción del Centro de Reintroducción del Yaguareté (CRY). En 2018 nacieron las dos primeras cachorras en el CRY; Arami y Mbarete, cuya madre Tania proviene del Bioparque de Batán y su padre Chiqui del Refugio Faunístico Atinguy, en Paraguay.
Desde su nacimiento, ambas hembras fueron mantenidas sin contacto con humanos. Al comienzo junto a su madre y luego sin ella y, finalmente por separado, para poder evaluar sus capacidades individuales de caza y comportamiento.