El planeta está acumulando el doble de calor en comparación con hace 14 años, y eso puede llevar a un «desequilibrio energético» alarmante, según una investigación reciente de la NASA.
La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos, mejor conocida como NASA por sus iniciales en inglés, realizó una investigación junto a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica, también de Estados Unidos, conocida como NOAA. Allí encontraron que entre los años 2005 y 2019 se duplicó el desequilibro energético de la Tierra. Es decir, durante ese tiempo el planeta acumuló energía, lo que conlleva a un aumento de temperatura.
Este aumento completamente «sin precedentes» hace que la temperatura del planeta aumente con mayor rapidez, lo que se puede ver en el aumento de la temperatura de los mares y, por consiguiente, un aumento del deshielo.
«El clima de la Tierra está determinado por un delicado balance entre cuánta energía radiativa del Sol es absorbida en la atmósfera y en la superficie y cuánta radiación infrarroja se emite al espacio. Un desequilibrio energético positivo quiere decir que el sistema de la Tierra está ganando energía, causando que el planeta se caliente«, explicó NASA en un comunicado de prensa.
Los investigadores observaron los datos de dos mediciones diferentes y notaron que coincidían en la observación de «cambios en el desequilibrio energético de la Tierra«, los que les permite concluir que se trata de un «fenómeno real».
Norman Loeb, uno de los autores del estudio e investigador del Centro de Investigación Langley de la NASA, advirtió: «Las tendencias que encontramos fueron bastante alarmantes«. También agregó que la magnitud del aumento del desequilibrio no tiene precedentes.
Las causas de este desequilibrio energético están relacionadas a la actividad humana, como la emisión de gases de efecto invernadero, por ejemplo, que atrapan la radiación.
El estudio fue publicado en la revista de investigación científica Geophysical Research Letters, y advirtió que, si bien no puede predecir un futuro a largo plazo, si el desequilibrio no se frena pueden haber aún mayores cambios en el clima.
