Nuestro viaje al Círculo Polar Ártico fue mucho más de lo que soñamos

KODAK Camera
Redactor
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Estuvimos 4 días en el circulo polar ártico conviviendo con la población más septentrional de Andøya y avistando ballenas.

Andenes, Noruega

Teníamos ganas de conocer Noruega, leímos mucho acerca del avistamiento de ballenas en un pueblo del norte del país que se llama Andenes. Un pueblo muy pequeño con unos 2.600 habitantes. Es la población más septentrional de la isla de Andøya, en las Vesterålen, así como de la provincia de Nordland. Se encuentra a unos 300 km por encima del círculo polar ártico.

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En uno de esos días de investigación, mandamos un par de mails a lugares que se dedican al whale watching en este pueblo. Hay solo dos empresas. Para nuestra sorpresa, nos respondieron el mail que habíamos mandado en inglés en castellano.

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En ese correo nos comentaron que en las oficinas de Sea Safari (les dejo su página de Facebook aquí) tenían habitaciones para hospedarnos. Habíamos estado buscando y el hospedaje en Andenes era bastante caro.

Finalmente optamos por quedarnos en Sea Safari. Tienen habitaciones hermosas, cocina equipada, y los baños son compartidos (creo que había una habitación con baño privado), pero al ser solo 3 habitaciones es perfecto.

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El patio trasero de casa.

Ten en cuenta que para llegar a este pueblo debes  tomar 3 vuelos desde Barcelona (Barcelona – Oslo, Oslo – Evenes, Evenes – Andenes), demoramos aproximadamente entre vuelos, embarques y esperas, unas 8 horas.

El tercer vuelo lo hicimos con la aerolínea Wideroe, que es una de las pocas que va a estos destinos tan pequeños. Solo éramos 5 personas que volábamos a este destino en un avión pequeño. Era un De Havilland Canada DHC-8-300, esos de hélices y muy pocas plazas.
Finalmente llegamos a eso de las 8 pm, ya era de noche, al otro día nos dimos cuenta que a eso de las 17hs. en esta época de año (nosotros fuimos en febrero) ya empieza a anochecer.

Nevaba como nunca vi en mi vida, como había tormenta de nieve ese día no pudimos salir a navegar, así que aprovechamos para ir al supermercado y recorrer el pueblo.

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La caminata se hizo difícil pero valió la pena.

Recorrimos todo el pueblo, para empezar fuimos a la playa, conocimos el supermercado, la panadería -acá aprovechamos y nos tomamos un café caliente con una factura-. Por cierto son muy ricas y es lo único que te cobran ya que el café es gratis.

Fuimos al museo de las ballenas que brindan muy buenos datos acerca de los cachalotes, especie predominante en la zona. Por suerte el tour fue en castellano y solo para nosotros dos.

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Conociendo la playa.

Llegó el día de embarcarnos para ver ballenas, solemos hacer avistaje en cada lugar que vamos y que se puede hacer esta actividad. Nuestra idea era ver orcas (Killer whales), pero debido a la época era poco probable. Sabíamos que podía ser difícil pero lo intentamos de igual manera.

La tormenta seguía pero en alta mar se podía navegar muy bien.

KODAK Camera
Navegando en el bote de la la empresa Sea Safari

Te dan trajes súper abrigados, teníamos camisetas y pantalones térmicos, guantes y medias térmicas, botas, calentadores de pies, manos, gorro y cuello polar. Con todo eso aún sentíamos que se nos congelaba la sangre, pero era tanta la emoción que nada importaba!

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Trajes abrigados

Fueron unas 2 horas y media que estuvimos navegando, había mucho viento y el bote iba en el aire literalmente, hasta el momento no habíamos tenido suerte. Finalmente apareció un cachalote muy cerca, luego vimos un par de cachalotes más. Hacía mucho frío y el guía decidió que era hora de volver. No había señal de orcas, tuvimos la suerte de ver un frailecito volando cerca del bote.

Mientras que estábamos navegando hacia el puerto aparecieron varias orcas. Entre ellas varias crías.

Debo reconocer que lloré de la emoción.

Por la noche decidimos ir a dar un paseo. Cruzamos una montaña, el viento sacudía la camioneta de una manera que no puedo explicar, estaba todo congelado. Nosotros seguíamos camino hacia Bleik de todas formas.

Bleik es un pueblo al lado de Andenes con una bahía que muy a menudo es visitada por orcas. Llegamos a la playa de este pueblo, caminamos un rato, la arena nunca la sentimos. La nieve nos llegaba hasta las rodillas. Se escuchaban las olas y el frío era tremendo pero nada nos detenía. De repente desaparecieron las nubes, el cielo se tiñó de verde y empezó a moverse para todos lados. Estábamos viendo nuestra primer aurora boreal y aun no nos habíamos dado cuenta.

Linda despedida nos estaba dando el circulo polar ártico. Noruega sabe que vamos a volver a caminar sus calles y revolcarnos en su nieve otra vez!

 

 

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