A partir del 1 de octubre, Nueva Zelanda implementará una medida que podría cambiar la dinámica de su sector turístico: triplicará el impuesto al turismo. La Tasa Internacional de Conservación y Turismo, que hasta ahora era de 35 dólares neozelandeses, pasará a costar 100 dólares (equivalente a 65 dólares estadounidenses), en un esfuerzo por compensar a las comunidades locales y apoyar la protección ambiental.
El impuesto fue originalmente introducido para ayudar al gobierno a financiar las acciones de conservación, especialmente frente al creciente número de turistas que visitan el país. Según cifras oficiales, los visitantes extranjeros gastaron más de 11.000 millones de dólares entre marzo de 2023 y marzo de 2024, lo que demuestra el impacto del turismo en la economía neozelandesa. Sin embargo, el turismo también ha aumentado la presión sobre las infraestructuras y los costes de mantenimiento en áreas de conservación, según destacó Matt Doocey, ministro de Hostelería y Turismo.
Además del aumento de la tasa turística, quienes deseen visitar el país y no estén exentos del visado tendrán que pagar más por este documento, ya que el precio del visado de turista subirá de 131 a 211 dólares neozelandeses.
Aunque esta medida busca proteger a las comunidades y el medio ambiente, ha generado cierta controversia en el sector turístico. Algunos representantes de la industria advierten que este incremento podría dejar a Nueva Zelanda en desventaja frente a otros destinos, afectando su atractivo para los turistas.
Nueva Zelanda no es el único país que ha comenzado a implementar este tipo de medidas compensatorias. Otros gobiernos en todo el mundo también están revisando sus políticas para mitigar los efectos del turismo masivo y sus costos en las poblaciones locales y el medio ambiente.