Es un hecho: el planeta está sanando y el mundo natural está prosperando durante la pandemia. No sólo los niveles de contaminación del aire se han desplomado, sino que los animales están recuperando sus hábitats y las vías fluviales se están volviendo más limpias.
Ahora, las autoridades locales informan que el río Rímac que atraviesa la ciudad de Lima, en Perú, luce notablemente más cristalino desde que el país introdujo su bloqueo por el coronavirus.
Según Luis Enrique Yampufé Morales, portavoz de la Autoridad Nacional del Agua (ANA) de Perú, la mayor transparencia del río es el resultado directo de la disminución de la contaminación por actividades humanas.
El presidente del directorio de Sedapal, Francisco Dumler, declaró que desde el inicio de la cuarentena se ha reducido en un 90% el volumen de 10 toneladas de basura que a diario llega a las esclusas de la planta de La Atarjea, entre material de construcción, desechos domésticos o residuos de empresas.
El vertido de basura, materiales de construcción y desechos de las empresas en el río ha disminuido a partir de las medidas de confinamiento, dándole un descanso al río.
“El estado de emergencia nos ha permitido observar el impacto de las acciones humanas en los recursos hídricos. Por esta razón, es importante que nos demos cuenta y consideremos que el agua en nuestros ríos y canales de riego es para consumo humano y agrícola, por lo que no deberían ser áreas para el vertido de basura o la limpieza ”, añadió en un comunicado Flor de María Huamani Alfaro, especialista de la ANA.
La institución precisó que el río Rímac abastece más que el 80% de agua a Lima. Este afluente se origina en la cordillera de los Andes a una altitud de 5.500 msnm en el Nevado Paca y la laguna Ticticocha (4.700 msnm) aproximadamente a 132 kilómetros al noreste de Lima.
Una vez que termine el cierre, los funcionarios de la autoridad del agua esperan que la gente siga absteniéndose de contaminar el río.
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