Todo un símbolo de la ciudad de Londres: el Globe Theatre (o Teatro El Globo) de Shakespeare, construido en 1997 en la orilla sur del Támesis como réplica casi exacta del teatro donde el dramaturgo estrenó casi todas sus obras hasta su incendio en 1613, podría cerrar definitivamente, después de que la crisis del coronavirus obligó a suspender todas sus funciones.
Hasta ahora había sobrevivido por la atención que siempre había recibido del público, los talleres y otras actividades que desarrollaba de manera paralela y que estaba orientado a mantener saneadas las cuentas. Pero el actual cierre, el coste que supone un montaje, que para recuperar lo invertido requiere varios meses en cartelera y una sala llena, lo impiden.
Sin una ayuda de emergencia por parte del gobierno, “no seremos capaces de superar esta crisis”, subrayó el teatro. Su cierre definitivo sería “una tragedia para las artes, para la herencia del escritor inglés más famoso, pero también para el país”.
Además, las medidas restrictivas y sanitarias hacen imposible, por la característica de este escenario, que se mantenga la distancia apropiada. Para lograrlo, se necesitaría una inversión y tiempo. Unas variables que, al parecer, de las que no disfruta en estos momentos. Por el momento, se ha informado al Parlamento británico que se requeriría una inversión de alrededor de siete millones para que continuara abierto.
Lo cierto es que son muchas las industrias que se han visto afectadas por la pandemia, con miles de lugares permanentemente fuera del negocio. Si bien gran parte del enfoque se ha centrado en la industria hotelera, las artes y la cultura también han sufrido un duro golpe: más de 1,000 teatros en el Reino Unido están en riesgo de cierre permanente.
Entre ellos el Royal Lyceum en Edimburgo; los teatros Nuffield Southampton y Southport; el Royal y Derngate en Northampton; y el Globe and National Theatre de Shakespeare en Londres.