¿Alguna vez escuchaste hablar de las enfermedades «psicoterráticas» y «somaterráticas»? Esos términos fueron usados por primera vez por el filósofo australiano Glenn Albrecht y se usan para agrupar a los malestares físicos causados por el vínculo de las personas con la naturaleza.
Una de esas enfermedades es el Trastorno por el Déficit de Naturaleza (TDN), un mal del nuevo milenio, cuyo origen es una relación deficitaria o patológica con el entorno en el que vivimos que desencadena una desconexión total con la naturaleza y con actividades como paseos, deportes y todo tipo de contacto con ese ambiente.
Las causas
Aunque los trastornos de este tipo todavía no están reconocidos como enfermedades, preocupan a muchos expertos desde hace décadas. Todo comienza por llevar un estilo de vida en el que algunas personas no están en contacto con la naturaleza ni conocen mucho de ella por su experiencia. Especialmente en las grandes ciudades, se pasa mucho tiempo en lugares cerrados, con luz artificial y dependiendo casi por completo de la tecnología.
Los síntomas
Quienes sufren de TDN tienen síntomas como estrés, ansiedad y problemas de concentración. A su vez, se lo relaciona con grandes patologías como la depresión, obesidad y la hipovitminosis D, por falta de exposición a la luz solar.
Las soluciones
El contacto con la naturaleza actúa como restaurador del equilibrio psicológico, por eso, recuperar la conexión es el mejor remedio. Hasta un mínimo contacto cada día potencia el bienestar, se recomienda empezar por hacer caminatas de 30 minutos y hasta hay entrenadores que ayudan a personas con este tipo de trastornos. Además, algunos paisajistas buscan crear más espacios verdes en las ciudades.
