Hace unas semanas compartíamos la alegre noticia de que en Argentina se liberaban cinco ejemplares de guacamayos rojos en el Parque Nacional Iberá, una especie que se considera extinta en el país. Al parecer, la iniciativa contemplaba un proyecto más ambicioso que comprendería la reincorporación de otras especies en sus hábitats naturales.
La gran mayoría de los estudios e investigaciones que se han realizado de cara a observar cómo será el turismo el «día después» a que finalice la pandemia de COVID-19 permiten demostrar que, en gran parte, las personas querrán inclinarse por experiencias que no cuenten con la presencia masiva de turistas y que se caractericen por un agradable contacto con la naturaleza.
Esto ha sido un indicio clave a tener en cuenta por parte de los destinos que, sin importar localización geográfica, se destacan por estar situados en entornos naturales únicos, con propiedades y cualidades que los vuelven únicos y los destacan ante el mundo.
Un ejemplo de ello es la labor que se encuentra llevando a cabo el Parque Nacional Iberá, área natural protegida situada en el noreste de Corrientes, Argentina. Se trata de un destino que habría tomado su origen como un extenso pantano subtropical a partir del antiguo curso del río Paraná, antes de que se encauzara en su forma definitiva y actual.
En un intento por promover y posicionarse como un destino ideal para el turismo pospandemia, los Esteros del Iberá en Corrientes han recibido nuevamente la reincorporación de especies que se encuentran extinguidas o en riesgo: tapires, guacamayos, aguarás guazú, osos hormigueros, muitús y otras especies autóctonas propias de la reserva natural más grande de Argentina.
También se han introducido ejemplares de la nutria gigante y el yaguareté, para restablecer el ambiente y para su avistamiento por el turismo pospandemia. La caza furtiva o la introducción de especies exóticas fueron, implícitamente, desplazando a la fauna local, altamente afectada durante el último siglo.
Con un escenario natural caracterizado por la presencia de pastizales, esteros, cañadas, lagunas,bosques húmedos y secos, selvas en galería y albardones, Marisi López, de la Fundación Rewilding, miembro del ente mixto Comité Iberá y también coordinadora del Proyecto Iberá destaca que «Iberá es ideal para el nuevo turismo pospandemia, porque las actividades no son masivas, no hay grandes grupos de gente, los hoteles son para pocas personas y, sobre todo, es ideal para reencontrarse con la naturaleza«.
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