Una propuesta controvertida de Robert F. Kennedy Jr.
Robert F. Kennedy Jr., candidato independiente a la presidencia de los Estados Unidos, ha vuelto a encender el debate público tras proponer la creación de un registro nacional de personas con autismo. Durante una reciente entrevista, Kennedy afirmó que su objetivo es recopilar datos para entender mejor qué está causando el aumento de diagnósticos de autismo en el país.
Sin embargo, esta propuesta no ha caído bien en muchos sectores de la sociedad, especialmente dentro de la comunidad médica, científica y de personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), quienes perciben la iniciativa como una invasión a la privacidad y un retroceso en derechos civiles.
¿Qué dijo exactamente RFK Jr.?
En una entrevista con el periodista Tim Pool el 17 de abril de 2024, Kennedy debatió una variedad de temas, incluyendo su postura sobre las vacunas y la salud pública. En un momento de la conversación, sugirió que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) deberían comenzar a registrar todos los casos infantiles de autismo a nivel nacional.
“La primera cosa que haría si estuviera a cargo del CDC sería estudiar qué está causando este aumento de autismo”, sostuvo Kennedy. «Eso implica tener un registro nacional… no sabemos quién tiene autismo, dónde están, qué pasó con ellos y si están recibiendo el tratamiento adecuado.”
📊 ¿Por qué quiere crear un registro nacional?
Según RFK Jr., el propósito es entender las posibles causas detrás del aumento del diagnóstico del autismo en las últimas décadas. Citando estadísticas no verificadas, afirmó que en los años 80, solo se registraba un caso de autismo cada 10,000 niños, y comparó esto con cifras más recientes donde uno de cada 34 niños es diagnosticado con trastorno del espectro autista.
Sin embargo, organizaciones de salud como los CDC explican que una gran parte del aumento en los diagnósticos se debe a una mejor conciencia, criterios de diagnóstico más amplios y mayor acceso a los servicios. No hay consenso médico que apunte a una única causa detrás del alza en los casos diagnosticados.
Reacciones: ¿inclusión o vigilancia?
La declaración de Kennedy no tardó en generar polémica. Para muchas personas neurodivergentes, defensores de derechos civiles y expertos en bioética, la idea de un registro nacional suena más a vigilancia que a inclusión o cuidado.
👥 La respuesta de la comunidad autista
Numerosos activistas por los derechos de personas con autismo criticaron duramente la propuesta, considerándola como una forma de control social y estigmatización. Desde ONGs hasta usuarios en redes sociales, la indignación se hizo sentir bajo el argumento de que este tipo de registros podría ser utilizado en contra de las personas autistas y abrir la puerta a políticas discriminatorias.
Ben Wakana, portavoz de la administración Biden y crítico frecuente de las posturas de Kennedy sobre temas de salud, comentó en la plataforma X (antes Twitter):
“Robert F. Kennedy Jr. quiere encabezar un gobierno que rastree a los estadounidenses con autismo en una base de datos nacional — como si fueran un problema a resolver, no personas con derechos.”
👨⚕️ Opinión de la comunidad científica
Desde la comunidad médica, varios expertos han advertido que propuestas como estas pueden ser peligrosas si no están acompañadas por principios éticos claros y procedimientos seguros que protejan el anonimato de los pacientes. Además, destacan que ya existen mecanismos dentro del sistema de salud para monitorear condiciones como el autismo, sin necesidad de crear bases de datos centralizadas y susceptibles a mal manejo.
La comunidad científica también enfatiza que no hay pruebas que respalden las sospechas infundadas de Kennedy sobre vacunas como causa del autismo, un tema que él ha promovido insistentemente por años pese a múltiples desmentidos por autoridades de salud, como los CDC y la Organización Mundial de la Salud.
Una propuesta con ecos del pasado
La idea de crear un registro nacional no es nueva, y de hecho tiene precedentes históricos ligados a políticas de control poblacional en el siglo XX. Durante gobiernos autoritarios y regímenes totalitarios, se utilizaron sistemas similares para rastrear a poblaciones vulnerables, lo que en muchos casos terminó en violaciones a los derechos humanos.
Aunque Kennedy sostiene que su objetivo es mejorar la atención y seguimiento de las personas con TEA, críticos temen que sin un marco ético sólido, esta base de datos pueda ser usada de manera negativa. Además, en un clima político polarizado, muchas campañas y agrupaciones han manifestado su desconfianza hacia el uso de tecnologías de vigilancia social.
El trasfondo político
RFK Jr. se presenta como un candidato independiente que desafía el status quo, en una carrera presidencial ya marcada por la competencia entre el presidente Joe Biden y Donald Trump. Una gran parte de su base de seguidores comparte posturas escépticas hacia las vacunas, la medicina tradicional y las grandes farmacéuticas, como también teorías conspirativas en torno al gobierno.
A través de sus ideas, RFK Jr. ha logrado captar la atención de votantes frustrados con las dos principales fuerzas políticas del país. No obstante, sus propuestas, como esta del registro nacional de autismo, también corren el riesgo de alienar a sectores medianamente progresistas y moderados que podrían haber considerado su candidatura como una alternativa legítima.
🔎 ¿Quién realmente se beneficiaría con este registro?
Una de las preguntas más urgentes es: ¿quién tendría acceso a esta base de datos? ¿Cómo se usaría la información? ¿Y qué garantías habría para proteger la privacidad de los ciudadanos?
La historia nos muestra que la recopilación de datos sin mecanismos de transparencia o rendición de cuentas puede derivar en resultados nefastos. En un contexto global donde las violaciones a la privacidad digital están en aumento, la creación de un registro nacional de salud mental o del neurodesarrollo parece ir contra las recomendaciones actuales en bioética.
¿Hacia dónde vamos con este debate? 🧠
La discusión en torno al registro nacional de autismo propuesto por RFK Jr. no es solo un tema de salud, sino que abre interrogantes más amplios sobre la libertad individual, los derechos civiles y el papel del Estado en la vida de las personas neurodivergentes.
En un mundo en el que la inclusión y la diversidad comienzan a ocupar un lugar central en el discurso público, iniciativas como esta parecen ir en sentido contrario. En lugar de registrar y mapear a quienes tienen TEA, muchos expertos y activistas coinciden en