Un aventurero británico se convirtió en el primer hombre en patinar sobre hielo en uno de los paisajes más áridos e inhóspitos del mundo, a pesar de no haber patinado durante unos 20 años.
Jim Mee, de 40 años y oriundo de York, dijo que quería practicar un poco de patinaje antes de Navidad, en el período previo a su desafío épico, pero se le acabó el tiempo. Sin haberse preparado, se enfrentó a los 136 kilómetros de Khovsgol Nuur en el noroeste de Mongolia (en total fueron 160 kilómetros cuando se tomaron en cuenta los zig zags). Patinó durante nueve horas al día, durante tres días, en temperaturas que inferiores a los -47°C.
Afortunadamente, su experiencia en esquís le sirvió bien y completó la gélida travesía intacto. Tanto así que se convirtió en la primera persona en patinar toda la longitud del lago.
Jim al principio estaba nervioso de que no se pudiera hacer, ya que no estaba seguro de que la superficie del lago fuera lo suficientemente lisa para realizar el patinaje. Pero al final resultó ideal, aunque admitió que fue duro para sus tobillos, los cuales iban empeorando al pasar las horas.
Él admite que todo el dolor valió la pena, ya que las recompensas fueron enormes. No hay precipitaciones en esta región, por lo que los cielos siempre son claros, lo que significa que los amaneceres y puestas de sol eran espectáculos increíbles.
«Pasar tanto tiempo en un paisaje tan extravagante y de otro mundo fue surrealista»
Lo más sorprendente de todo para Jim fue la claridad del agua, es tan cristalina que se puede ver muchos metros para abajo. Es desconcertante, pero es hermoso.
Durante las noche, el equipo se movía del hielo para instalarse en las costas del lago, durmiendo en grandes tiendas conocidas como ‘gers’. El equipo que acompañaba a Jim dijo que se iban a dormir todas las noches con el sonido de los lobos aullando desde un bosque cercano.