En algunas partes de China, las parejas casadas que se quieren divorciar tiene que desaprobar primero un examen. En el cuestionario ponen a prueba cuanto sabe el uno del otro, y entre más se conozcan menos probabilidades tienen de que el divorcio sea aprobado de inmediato.
Este examen, que se toma en al menos dos provincias del país asiático, esta dividido en tres partes principales: rellenar el espacio en blanco, una respuesta breve y un ensayo. En total son 15 preguntas que suman 100 puntos, y si se sacan más de 60 el divorcio no será otorgado para darle a la pareja un «espacio para la recuperación», con la idea de que trabajen en arreglar las cosas.
Esta loca idea se les ocurrió a las autoridades después de que la tasa de divorcio en China haya aumentado rápidamente. Para darse una idea, cerca de dos millones de parejas chinas se divorciaron en la primera mitad de 2017.
El gobierno chino ha regulado muchos aspectos de la vida familiar privada, incluida la religión y el embarazo. El matrimonio y la familia son vistos como una fuerza estabilizadora, y el gobierno quiere mantener a hombres y mujeres en matrimonios.
