En un giro del destino digno de una novela de misterio, un fontanero en Edimburgo se encontró con más que solo tuberías mientras trabajaba en una casa victoriana. En lugar de la habitual obstrucción, desenterró una botella de whisky que escondía un secreto que yacía dormido durante 135 años.
Eilidh Stimpson, la sorprendida propietaria de la casa, quedó atónita al descubrir este tesoro del pasado enterrado bajo el suelo de su hogar. La botella, sepultada en lo que alguna vez fue un modesto cuarto de baño, parecía contener más que solo licor envejecido.
El relato del fontanero, Peter Allan, añade un toque de intriga a la historia. Al realizar un simple trabajo de reparación, se encontró con algo inesperado. «Corté alrededor de la botella sin saber que estaba allí. No puedo creerlo», compartió Allan con la BBC de Escocia, expresando su incredulidad ante el asombroso descubrimiento.
Una vez desenterrada, la botella reveló su secreto con la delicadeza de un tesoro oculto durante siglos. Dentro, una nota fechada el 6 de octubre de 1887, escrita por dos hombres que dejaron su huella en el suelo y en la historia. James Ritchie y John Grieve, los autores del mensaje, compartieron un curioso registro de su trabajo y una peculiar confesión: «No nos bebimos el whisky».
El acceso al mensaje dentro de la botella no fue tarea fácil. Intentos meticulosos de recuperarlo con pinzas y alicates amenazaron con dañar la delicada reliquia del pasado. Finalmente, la decisión de romper la botella reveló la nota intacta, desvelando los secretos de aquellos hombres del siglo XIX.
Inspirada por la conexión con estos trabajadores del pasado, Stimpson decidió honrar su legado. Una investigación reveló que James y John fueron residentes de la zona en la década de 1880, añadiendo un nuevo capítulo a esta fascinante historia.
Para Stimpson, el descubrimiento trajo consigo una resolución: preservar este tesoro para las generaciones venideras. Siguiendo los consejos de expertos, la familia planea enmarcar la nota junto con un trozo de la botella, asegurando que la historia de James, John y su inesperado mensaje perdure en el tiempo como un legado del pasado victoriano que se niega a ser olvidado.