Más de 580.000 reproducciones en IGTV, y otro montón más de opciones para compartir el material, bastan para considerar a esta producción como un contenido viral que se ha publicado en redes sociales tan solo hace unas dos semanas.
Quizás sea su título «Trabajar de lo que amás es una trampa» lo que ha provocado semejante interés en conocer de qué se trata. Sin embargo, tal como se aprecia en el desarrollo, las más de 250 tomas que componen la secuencia audiovisual de sus más de cinco minutos merecen ser vistas para desmitificar un concepto que, durante los últimos años, se ha visto arraigado en cada pensamiento y acción de una generación que solo busca «hacer cosas por placer». ¿Acaso es esto último realmente posible? ¿Es algo que podremos mantener absolutamente todo el tiempo?
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Su autor, Francisco Crescimbeni, apodado como @pancheu en redes sociales como Twitter, Instagram y Youtube, es un joven creativo, guionista y escritor freelance que se define así mismo como un apasionado de la comunicación. «Puede que todos los problemas del mundo no se resuelvan con comunicación. Pero de algo estoy seguro: menos lo harán sin ella. Me interesan las personas, las ciudades, la movilidad urbana, la convivencia, la participación social, el medio ambiente, la innovación, el impacto social, los viajes, el mundo y su futuro…» afirma en su sitio web.
El guionista de dicho corto nació y creció en Argentina, pero desde sus 24 años decidió cruzar el charco para radicarse en Madrid. A raíz de variadas experiencias laborales que lo han tenido como protagonista, rememoró el inicio en el que surgen sus reflexiones acerca de este concepto tan propagado -casi como si se tratara de un virus- en el que debemos encontrar en el trabajo nuestra fórmula de la felicidad:
Hace un tiempo trabajaba en un lugar donde, en las tazas, en los cuadros, en la cocina y en todos lados veía la misma frase: «Trabaja de lo que amás». No era justamente lo que me pasaba en ese momento. Entendí que detrás de una frase bienintencionada y sin dudas motivadora había una presión inmensa e innecesaria. Una especie de mandato millennial. No solo debía gustarme el trabajo, interesarme o convencerme por algún motivo. Tenía que amarlo. Así que escribí esto. Y como lo sigo pensando, lo hice vídeo. Para quien sea que le pueda servir una mirada algo menos exigente sobre nuestra vida.
Hace una semana publiqué un video sobre el mandato de tener que “amar” el trabajo.
— ????eu (@pancheu) July 6, 2020
La propuesta era cuestionar la idea de que todo nos debe apasionar, porque la realidad suele ser bastante distinta a la frase con fotito vintage. pic.twitter.com/gZWQmm0qde
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