Un grupo de científicos logra resucitar una fruta que fue extinta hace más de 200 años

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¡En un giro sorprendente de la historia natural, la resurrección de una especie extinta ha dejado al mundo atónito! La Palmera Datilera de Judea, desaparecida hace más de 700 años, ha vuelto a la vida gracias a semillas con más de 2000 años de antigüedad.

Este fenómeno casi milagroso, encabezado por científicos y botánicos, ha traído de vuelta a la existencia una planta vital en la antigua economía de Judea. Documentada en textos sagrados como la Biblia y el Corán, esta palmera era esencial no solo como alimento, sino también en la medicina, la construcción y la fabricación de diversos productos.

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La odisea para revivir esta especie comenzó con un descubrimiento extraordinario en Masada en 1963, cuando el arqueólogo Yigael Yadin halló una jarra con semillas preservadas. Décadas después, en 2005, la botánica Elaine Solowey decidió plantar una de esas semillas olvidadas, desencadenando un asombroso evento: la germinación de una palmera que se creía perdida en el tiempo.

Bajo el nombre de Matusalén, en honor al longevo personaje bíblico, esta primera planta revivida resultó ser un macho. Sin embargo, el verdadero desafío residía en encontrar ejemplares hembras para su reproducción. La colaboración entre botánicos y arqueólogos llevó al descubrimiento de más semillas en Qumran, permitiendo así la recuperación de la especie con nombres bíblicos como Jonás, Adán, Judith y otros.

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El año 2018 marcó un hito significativo con la aparición de los primeros dátiles de estas resucitadas palmeras, un fruto que no se disfrutaba desde hace siglos. Con un futuro prometedor, las Palmeras Datileras de Judea no solo han resurgido, sino que también han comenzado a dar frutos, asegurando la continuidad de su especie gracias a las semillas olvidadas por dos milenios.

Este emotivo renacer nos recuerda el poder de la ciencia y la dedicación humana para recuperar tesoros perdidos en el tiempo. Un hito que reaviva la esperanza en la conservación y resiliencia de la naturaleza, trayendo consigo un sabor dulce y simbólico con cada dátil recolectado de estas antiguas y ahora rejuvenecidas palmeras.

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