Un hombre finge infartos para evadir los pago en los restaurantes de lujo de España

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Redactora
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Hoy, los titulares en España se ven invadidos por la reciente detención del enigmático «gastrojeta«, un individuo lituano de 50 años que ha generado revuelo por su insólita táctica para evadir el pago en restaurantes. La Policía de Alicante lo ha arrestado en múltiples ocasiones, hasta un total de 20 veces en el último año, por simular infartos con el fin de eludir sus deudas.

Según informes de la agencia EFE, el individuo, cuya identidad se ha mantenido en reserva, ha perfeccionado un astuto modus operandi. Se hace pasar por un adinerado turista ruso y se entrega a lujosas comidas, seguidas de varios vasos de whisky, en locales de alta categoría. Sin embargo, su gran actuación llega al final de la velada, cuando se toma el pecho y cae al suelo en un simulacro de infarto, con la esperanza de conmover al dueño del restaurante y evitar pagar la cuenta.

A pesar de sus repetidos intentos exitosos, la suerte del «gastrojeta» ha llegado a su fin. Su último arresto tuvo lugar el martes 19 de septiembre en el restaurante-tapería «El buen comer» de la calle Mayor, donde trató de esquivar el pago de 34,85 euros tras disfrutar de una suculenta paella de mariscos y bebidas espirituosas.

Las autoridades locales han confirmado que el individuo está bajo investigación judicial y, debido a su persistente delito, ha sido puesto en prisión provisional. Aunque no habla español, se le proporcionó un intérprete durante el proceso, y admitió sonriente haber cometido la misma estafa en el pasado.

El propietario del último restaurante afectado, Juan Carlos García, ha expresado su disgusto por el incidente, señalando el perjuicio que sufrió su negocio debido al teatro del estafador. Durante casi dos horas, el restaurante se paralizó, y la llegada de la policía puso fin al caos provocado por el individuo.

García ha admitido que no sospechó de las intenciones del «gastrojeta» al principio, ya que su comportamiento inicial fue perfectamente normal. Sin embargo, su último pedido, una paella de mariscos y un whisky de un solo trago, fue la señal de alarma que condujo a su captura.

Con este último arresto, parece que la carrera del «gastrojeta» en el mundo de las estafas gastronómicas ha llegado a su fin, al menos por el momento.

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