Lo que debía ser un viaje soñado en la ciudadela inca se convirtió en una verdadera odisea de amor y resistencia para una pareja brasileña. Rafael Primila (33) sorprendió a su novia Fernanda Alves (35) con una propuesta de casamiento en Machu Picchu, pero el regreso a Cusco no salió como lo habían planeado.

El 15 de julio, cuando se disponían a volver en tren, se enteraron de que el servicio había sido suspendido por una protesta. Sin hospedaje y con la noche acercándose, la única alternativa fue enfrentar la ruta de la Hidroeléctrica, un sendero de 12 kilómetros que sigue las vías del tren y atraviesa piedras, túneles y arroyos.
“Amor, cambiate las zapatillas, ponete un buzo y vamos”, le dijo Rafael a Fernanda antes de iniciar la caminata. Con las mochilas al hombro, comenzaron el trayecto cerca de las 14 y llegaron pasadas las 18, agotados y cubiertos de tierra.
Al llegar a la hidroeléctrica, tuvieron que contratar una van junto a otros viajeros para finalmente regresar a Cusco. El viaje, que duró cinco horas entre curvas y precipicios andinos, costó 150 soles (unos 40 dólares). Recién pasada la 1 de la mañana pudieron descansar en su hotel, aunque al menos recuperaron los 270 dólares de los boletos de tren.
“Fue caótico, pero al final salió todo bien”, resumió Rafael entre risas.

Una propuesta inolvidable
Más allá del cansancio y los contratiempos, el brasileño no dejó que nada arruinara su plan. Durante la visita a Machu Picchu, con la ayuda del guía turístico y tras llevar escondido el anillo durante tres meses, le pidió matrimonio a Fernanda en uno de los paisajes más imponentes del mundo.
“Ella no sospechaba nada. Las dificultades solo hicieron que el viaje fuera más inolvidable”, confesó emocionado.
Ahora, además del sí más importante de sus vidas, la pareja se lleva una aventura única para contar en su futura boda.

