Uruk, la primera ciudad del mundo y el gran tesoro de Mesopotamia

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Primero surgieron modestas aldeas, después poblados amurallados y, hacia el 3500 a. de c., surgieron en Mesopotamia ciudades de miles de habitantes, con grandes templos y un poder central. Es la «revolución urbana».

Mientras los sapiens teníamos la capacidad de trabajar juntos en grupos de miles de individuos, las demás especies de homínidos se reunían en tribus de 150 miembros como mucho el tamaño máximo aproximado de cualquier colonia de simios, porque pasada esta cifra había un exceso de machos alfa y el orden del grupo se desbarataba.

La clave del éxito de una ciudad no era el tamaño, sino la jerarquía. El eje es el templo, la creencia compartida

El Homo sapiens, explica el profesor Yuval Harari, autor de Sapiens y Homo deus, se desarrolló más porque podíamos hablar con nuestros semejantes y procesar información compleja. Empezamos a construir relatos. A través de estos podíamos compartir creencias y, al hacerlo, pudimos cooperar dentro de una misma tribu. El resultado es que, cuando los poblados de Homo sapiens eran atacados por otras especies de homínidos, podíamos repelerlas con facilidad y aniquilarlas. El paso siguiente fue la construcción de asentamientos sostenibles de mayor tamaño: las ciudades. De ahí que la investigación de las primeras urbes siga siendo prioritaria para arqueólogos y antropólogos. Y establecer cuál fue la primera no es fácil.

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Algunos dicen que la ciudad más antigua del mundo aún en pie es Jericó, en Palestina, que tendría más de 10.000 años. Otros apuntan a Eridu, en Irak, con 7500 años. Y otros defienden que el primer asentamiento que merece el nombre de ciudad es Uruk, también en Irak, a 225 kilómetros de Bagdad, pero constituida hace unos 6000 años. Cronológicamente, Jericó es la más antigua pero durante mucho tiempo tuvo entidad como aldea. Lo que está en discusión es cuándo se convirtió en lo que se podría considerar una ciudad.

Sea como fuere, uno de los lugares en los que se sigue excavando y se continúan realizando hallazgos inquietantes es en el actual Irak. Allí, en lo que fue Mesopotamia, florecieron las tres civilizaciones más importantes del mundo antiguo: Babilonia, Asiria y Sumeria. Entre los ríos Tigris y Éufrates se sitúa el comienzo de nuestra civilización. Desde el Neolítico hubo asentamientos más o menos grandes en esta región, pero fue hacia el cuarto milenio a. de C. cuando por fin nacieron las ciudades.

A Uruk corresponde, según la mayor parte de los estudiosos, el título de primera urbe. La diferencia entre un asentamiento y una ciudad no solo radica en su número de habitantes, sino en su propia estructura. La ciudad se construye en torno a lugares sagrados como templos y oráculos y edificaciones políticas y administrativas. Alrededor de este núcleo, se levantan barrios de especialistas, como agricultores, ganaderos, artesanos o comerciantes. Uruk fue fundada por un rey llamado Enmerkar el 4500 a. de C. y su expansión cultural urbana fue impresionante. A finales del tercer milenio a. de C., Uruk llegó a tener más de 50.000 habitantes y una extensión de 600 hectáreas.

Fue descubierta por William Loftus en 1849, aunque los hallazgos más sobresalientes los realizó Julius Jordan entre 1912 y 1913. Excavaron el templo de Ishtar, construido con ladrillos de adobe y decorado con mosaicos, y desenterraron la antigua muralla.

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