Un inesperado pedazo de historia real británica acaba de cambiar de manos por una suma considerable. Un coleccionista chino ha pagado 2.200 libras (aproximadamente 2.600 euros) por una porción de la tarta nupcial de Isabel II y el príncipe Felipe, que fue hallada nada menos que 77 años después de aquel icónico enlace real.
Lo curioso de esta historia es que esta reliquia, cuidadosamente preservada, fue encontrada en el lugar más insospechado: debajo de una cama en la residencia de la fallecida Marion Polson, quien fue ama de llaves en la residencia real Holyroodhouse de Edimburgo entre 1931 y 1969. La tarta estaba guardada dentro de una maleta, junto con una carta de agradecimiento firmada por la entonces princesa Isabel en noviembre de 1947.
Un dulce legado con historia
La boda real de Isabel II y Felipe de Edimburgo, celebrada el 20 de noviembre de 1947, fue un evento que marcó a toda una generación. En aquella ocasión, los recién casados repartieron porciones del pastel entre sus 2.000 invitados, cada una dentro de elegantes cajitas con una carta de dedicatoria. La tarta nupcial, apodada «la tarta de las diez mil millas», fue una espectacular obra de repostería de cuatro pisos y 2,7 metros de altura, elaborada con frutas secas provenientes de Australia y maceradas en ron y brandy de Sudáfrica.
Un hallazgo que sorprende a los expertos
El trozo subastado perteneció a Polson, quien lo recibió como un obsequio por parte de los novios en agradecimiento por un servicio de postres que había comprado para ellos. Aunque se han subastado otras porciones en el pasado, este trozo es especial: conserva su caja original y su contenido está perfectamente intacto gracias a la alta concentración de alcohol en el pastel, lo que permitió su excelente estado de preservación incluso después de casi ocho décadas. A pesar de ello, no se recomienda consumirlo.
James Grinter, representante de la casa de subastas Reeman Dansie, calificó el hallazgo como «una cápsula del tiempo que nos transporta a un momento glorioso de la historia real». Aunque el precio de salida era de 500 libras, la puja final superó ampliamente las expectativas, alcanzando las 2.200 libras.
Una porción que sigue generando interés
Este no es el primer fragmento de la famosa tarta que sale a la venta. En años anteriores, se subastaron otras porciones que alcanzaron precios entre 500 y 750 libras, pero el de Polson es el único con todos los elementos originales. El reciente interés por estos artículos demuestra cómo los souvenirs reales continúan capturando la fascinación de coleccionistas de todo el mundo, manteniendo vivo el legado de la historia británica.