¡Viajemos sin prejuicios!

Autor: Guillén Pérez
Redactor
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Cuando nos decidimos a emprender una nueva aventura, junto con los planes aparecieron los prejuicios:

– ¿Y si no me gusta el lugar?
– Seguro que no seamos bien recibidos por nuestras costumbres
– ¡Que cultura rara!
– ¿Será seguro el lugar?

Viajar nos ayuda a dejar esto atrás, derribamos barreras y conocemos nuevos puntos de vista.

Comenzando a organizar nuestro viaje por el Sudeste Asiático, nos hicimos mil preguntas y viajamos con mil miedos. Si bien no era nuestro primer viaje al exterior, era nuestra primera experiencia en la otra punta del mundo LITERAL.

Nuestra aventura nos sumergía en otro mundo, una cultura diferente, costumbres muy distintas a las nuestras, IDIOMA que no lográbamos entender después de ver todos los cursos online de Thai que existen.

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Cuando nuestras familias y amigos se enteraron del viaje, empezamos a recibir miles de opiniones buenas y malas. Las malas nos sumaban más miedos, y esos miedos se transformaron en prejuicios que viajaron con nosotros.

Y si… definitivamente fue la mejor decisión el viaje, ¿los prejuicios? ¿Los miedos?… Solo duraron un instante.

Desde que llegamos, nuestros sentidos se potenciaron por mil, era increíble estar ahí. No nos daban los ojos ni el radio de nuestro cuello para mirar y descubrir.

Comenzas a querer lo desconocido, a disfrutar cada esquina, cada feria, cada puestito callejero. Te dejas sorprender por cada detalle, sus sabores, en poco tiempo sos parte de todo ese lindo caos.

¿Regatear, como se hace?

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Cuando empezamos a leer sobre el sudeste, solo hablaban de “Me estafaron en la calle comprando una remera”, “el TUK-TUK me robo en la cara”… y no, no era tan así. Entendimos que ellos están trabajando y que hasta en cierto punto les gusta el jueguito del regateo. Nuestro miedo a la “estafa” estuvo desde la primera hora en Bangkok, y cuando tuvimos que realizar nuestro primer regateo ese miedo desapareció. Es parte de su cultura la oferta y contraoferta, no solo el turista tiene que pelear un precio. Cuando fuimos testigos de locales pidiendo rebaja terminamos de descubrir que eso es parte de ellos y de sus mercados. Volvimos expertos en la materia y como lo disfrutas. Es una batalla ganada cada oferta conseguida, impensable en nuestra querida ARGENTINA.

Sus sabores son únicos

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Que tema la comida, un gran prejuicio que teníamos. Como todo buen argentino pensábamos que “viven comiendo arroz”, “no saben comer carne”, “nos vamos a morir de hambre” y hasta llegamos a pensar en llevarnos algo por las dudas desde Argentina (hubiese sido un grave error). Llegas a acostumbrarte y hasta extrañar esa “RARA” comida que elegiste por una foto, pero amaste (te extrañamos yellow noodles thai). Tienen una gastronomía que atrapa, el poder comer en un puestito callejero un tremendo plato de Pha Thai, sus platos con curry, el amor con el que cocinan el pescado, definitivamente nos derribaron nuevamente nuestros prejuicios sobre su dieta. Saben de equilibrio, de gustos y de diferentes paladares. Comas picante o no, te guste o no lo frito, comas carnes o seas vegetariano, siempre vas a tener una opción para vos.

Sus festividades, ellos si saben festejar el año nuevo con alegría

Songkran

De pronto, salís y te encontras con una gran guerra de agua callejera donde todo el mundo se divierte. Esos días los turistas somos locales, respetamos sus tiempos, sus lugares y ceremonias, formamos parte de ese gran lío de agua fascinados como chicos en carnaval y no queres que jamás termine el Songkran.

Día a día, vas derribando una barrera con cada nueva experiencia y persona conocida. Volves con amigos que jamás imaginaste conocer, un día te ves hablando español con un camboyano que ama la palabra “SONRISA” y te contagia su alegría en cada minuto. Ese desconocido en horas pasó a ser tu amigo y en minutos te enseño que con una sonrisa todo es mejor.

¡Lo simple es único y se contagia rápido!

Dejemos los prejuicios de lado, abramos nuestra mente y dejemos que la vida nos sorprenda como cuando éramos niños.

¡Volvamos al inicio, conozcámonos y dejemos que todo lo nuevo nos enseñe! Chau prejuicios nosotros te mandamos un besito grande, no te queremos en nuestras mochilas…

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