Y vos, ¿qué querés ser cuando te animes?

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Redactor
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Me pasó viajando, rumbo a Bogotá me sorprendió un pequeño colombiano que viajaba en el mismo colectivo. Después de saludarlo y preguntarle qué quería ser cuando sea grande (él ya lo sabía, al menos por ahora, futbolista), él me preguntó a mí: «¿y usted señor, qué quiere ser cuando sea grande?»

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La verdad es que este pequeño me dejó pensando. Porque lo primero que se me vino a la cabeza fue que quizás ya soy grande. Y no le supe contestar otra cosa, pero me quedé tranquilo porque respondí una pregunta más difícil: “¿Qué quiero ser cuando me anime?”

Sí, me animé. Dejé atrás la rutina, la profesión; dejé lejos a los amigos y a la familia (al menos mientras viajé ese tiempo). Pero, ¿para qué animarse a todo eso?

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Se los resumo en tres “hipótesis viajeras”:

1- Para que cuando sea grande no me arrepienta de no haber hecho lo que pude hacer algún día. Ser un poco más libre de lo que inevitablemente se podrá ser en un futuro. No cargar con el sentimiento de hacer algo que no me gusta, que no me completa. Haber podido conocer un poco más del mundo en el que nacimos.

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Sin embargo, no creo estar tan lejos, al menos de seguir por este camino. En el que uno atiende a sus presentimientos. En el que uno no se hace el sordo con su conciencia. En el que, aunque sea de a poco, se va abriendo un poco más, sacando esas barreras autoimpuestas, que nos alejan de lo genuino de nuestro ser. En el que uno se animó a romper el cascarón.

2- Para tener amigos, amigos de verdad, por todas partes. Quiero haber conocido mucha gente de todo el mundo, su forma de ser, sus costumbres y sus valores. Y que ellos lo recuerden a uno por ser, simplemente, como es.

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Sin embargo, no creo estar tan lejos, al menos de seguir por este camino. En el que ya hemos dejado nuestros amigos de toda la vida esperando en casa; en el que dejamos un pedacito de nuestro corazón en la mayoría de las casas en las que nos recibieron. En el que con pocos meses me di cuenta que en el mundo hay mucha, pero mucha, más gente buena, amable, dispuesta a ayudar, a compartir, de las que nos muestran a diario por televisión y por los periódicos. Cómo no aprender a confiar en los demás, cuando nos han hecho sentirse amigos, hermanos y hasta hijos, sin esperar nada a cambio más que una sonrisa, un abrazo, un «muchas gracias», un rato de nuestra compañía que contagia las ganas de seguir.

3- Para conservar mis raíces, ser alguien que valoró como lo criaron, ser alguien que escuchó los consejos que le dieron, ser alguien que pueda ampliar esa familia y en el cual su familia pueda confiar.

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Sin embargo, no creo estar tan lejos, al menos de seguir por este camino. Solo por el hecho, no menor, de que a uno sus viejos le han dicho lo que uno siempre esperó oír. Que están orgullosos de sus hijos.

Creo entonces que esas tres hipótesis no son excluyentes sino más bien complementarias. Y que si volviera a cruzarme con estos chicos que tanto me han hecho pensar estaría dispuesto a responder: quiero ser yo mismo, haber conocido el mundo, tener mis amigos y mi familia para siempre.

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Y vos, ¿qué querés ser cuando te animes?

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