Yoko, el chimpancé humanizado de Colombia que fue liberado en Brasil para reencontrarse con su especie

LJ7WDHL7QVA7NDEKFQM6O7FSNE
Redactora
¡Valora esto!

Yoko, un chimpancé que aprendió a usar cubiertos, ver televisión y pintar, ha pasado la mayor parte de su vida en soledad tras ser rescatado del tráfico ilegal. Ahora, a sus 38 años, inicia un nuevo capítulo en su historia al llegar al santuario Sorocaba en Brasil, donde podrá reencontrarse con su especie.

Este gran primate, el último en cautiverio en Colombia, ha vivido separado de otros chimpancés desde 2023, cuando sus antiguos compañeros, Chita y Pancho, fueron sacrificados tras escapar de un zoológico. Desde entonces, autoridades y activistas trabajaron para trasladarlo a un entorno adecuado donde pueda socializar con otros de su especie.

image 64d6c82d804a4

Una vida marcada por el tráfico ilegal

El caso de Yoko es un reflejo del impacto del tráfico de animales. Criado por un narcotraficante, fue alimentado con comida chatarra, vestido con ropa de lujo y hasta enseñado a fumar, lo que afectó su salud. Con el tiempo, perdió gran parte de su pelaje y hoy solo conserva cuatro dientes.

Rescatado en 2017, su historia estuvo marcada por desafíos, incluida una inundación en su primer refugio. Su comportamiento altamente humanizado podría dificultar su integración en el santuario, ya que no aprendió las formas de comunicación propias de los chimpancés.

Un nuevo comienzo en Brasil

El traslado de Yoko fue parte de la «Operación Arca de Noé» y se realizó en dos vuelos hasta llegar a Sorocaba, el mayor santuario de primates de América Latina. Recibido con una pancarta de bienvenida, ahora enfrenta el desafío de adaptarse a un nuevo entorno con más de 40 chimpancés.

image LJ7WDHL7QVA7NDEKFQM6O7FSNE 1

Su llegada marca un hito para Colombia, que se convierte en el primer país en el mundo en quedar libre de grandes simios en cautiverio de manera voluntaria. Sin embargo, el proceso de socialización de Yoko será complejo. Sus cuidadores esperan que encuentre compañeros compatibles, aunque su comportamiento humanizado podría generar dificultades en la comunicación con otros chimpancés.

«Para él, una sonrisa es algo positivo, pero en la naturaleza, los chimpancés la interpretan como una señal de agresividad», explicó uno de los especialistas a cargo.

El futuro de Yoko en Sorocaba aún es incierto, pero lo que es seguro es que, por primera vez en mucho tiempo, no estará solo.

¡Valora esto!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *