Ocho niños y un adulto perdieron la vida en el archipiélago de Zanzíbar tras consumir carne de tortuga marina, un plato considerado un manjar local pero que ha desencadenado una tragedia. Otras 78 personas fueron hospitalizadas, todas víctimas de una rara enfermedad conocida como quelonitoxismo.
Este incidente, ocurrido en la isla de Pemba, ha puesto de relieve los peligros asociados con el consumo de carne de tortuga marina. La contaminación se produce cuando estos animales se alimentan de algas venenosas que liberan toxinas en su organismo, las cuales luego se transmiten a las personas que consumen su carne.
Los síntomas del quelonitoxismo incluyen náuseas, vómitos y ulceraciones en la garganta y la boca. En casos más graves, puede resultar en parálisis parcial e incluso coma. Lamentablemente, las técnicas de apoyo son la única forma de tratamiento disponible, ya que no existe un antídoto eficaz.
La adulta fallecida era la madre de uno de los niños que también perdió la vida, lo que agrava aún más esta tragedia familiar. Las autoridades de Zanzíbar no promueven el consumo de carne de tortuga marina y han enviado un equipo de gestión de desastres a la isla de Pemba para abordar la situación.
Este incidente subraya la importancia de la conciencia sobre los riesgos asociados con ciertos alimentos locales y la necesidad de educar a las comunidades sobre los peligros potenciales de consumir productos marinos contaminados.