Muchas personas se animan a viajar recién cuando son más grandes porque algo externo los inspiró, pero que mejor que tener el «gen» viajero desde niño… crecer con ese deseo de salir a descubrir el mundo! Si amas viajar y quieres que tus hijos lo amen también solo tienes que incentivarlos a la aventura desde pequeños.
1. Tiempo sin pantallas
Si hay una cosa que con seguridad disminuirá el deseo de viajar, es pasar mucho tiempo frente a una pantalla. Numerosos estudios han demostrado que el tiempo frente a la TV, tablets o celulares, especialmente antes de los 2 años de edad, puede causar efectos secundarios negativos en los niños, como problemas de sueño, sobre estimulación y una desconexión con los padres. Cuando esos personajes fuertes y vividamente coloreados están llenando la mente de tus niños, no hay mucha necesidad de pensamiento creativo o juego imaginativo.
Cuando viajo, necesito poder pensar rápidamente y encontrar soluciones creativas. Ya sea entreteniéndome durante una escala de 10 horas, explicando dónde se ubica mi hostal a un taxista cuando no hablo su idioma o intentando obtener el mejor precio en el mercado. Ser un pensador completo es la clave para ser un viajero competente. Nada hace tan flojo a un cerebro como la TV y/o dispositivos de tecnología.
2. Déjalos explorar
Déjalos encontrar su lugar en el mundo, comenzando en su patio trasero. Los niños que crecen explorando sus alrededores probablemente desearán continuar esa exploración a medida que su mundo crece más y más. Que sean independientes. Que se ensucien, utilicen todos sus sentidos y descubran sus propios límites. Habrá un montón de veces que tu orientación como padre será necesaria, pero asegúrate de dejar que tus pequeños se manejen solos para que cuando llegue el momento de dejar el patio trasero, tengan la confianza para hacerlo.
3. Criarlos alrededor de los animales
Amar a los animales es preocuparse por algo más allá de uno mismo (uno de los pilares de los viajes). Criar a tus hijos alrededor de animales, ya sea visitando a los pollos de tus vecinos u ofreciéndose como voluntarios en su refugio para animales, les enseñará compasión, responsabilidad y empatía, todos los aspectos importantes para un trotamundos. Ver el mundo es interactuar con las personas que viven en él. Si un niño crece conectándose y comprendiendo a otra criatura viviente, aplicará esos rasgos a todas las relaciones en su vidas, incluyendo a las personas que encuentran en sus viajes.
4. Deja que hablen con extraños
Llévalos a una biblioteca pública, el parque, o al supermercado. Déjalos comenzar conversaciones con la gente alrededor de ellos. Anímalos a sonreír a otras personas en la acera, en lugar de mirar al suelo. Cuanto más cómodos estén tus hijos con extraños, más verán a la población del mundo como su comunidad. Estar cómodo con extraños puede construir la red de seguridad de un viajero, obtener la cucharada de información privilegiada, y proporcionar un sentido de parentesco cuando se está solo.
5. Enséñales un segundo idioma
Ser capaz de comunicarse en un idioma distinto de su lengua materna es liberador. Enséñales desde pequeños, teniendo conversaciones, libros y juguetes bilingües. No sólo serán capaces de mantener su propia conversación cuando llegue el momento de dejar el nido, lo más probable es que sea más fácil para ellos aprender un tercer o cuarto idioma y les enseñará los elementos básicos de una buena comunicación en cualquier idioma: escuchar atentamente, respuesta reflexiva y explicaciones claras. Ser bilingüe también aumenta la posibilidad de conseguir trabajos y facilita mucho los viajes.
6. Tener aventuras
No hay mejor manera de inculcar el «wanderlust» en tus hijos que mostrándoles todo lo que se pueda. Llévalos a ciudades vecinas, fuera del estado, a través del océano, o a un hemisferio diferente. Muéstrales de primera mano lo emocionante que puede ser experimentar una nueva cultura. Dirige con el ejemplo y enséñeles a amar la aventura de ver nuevos lugares y amar el viaje en sí. Cada vez que se meten en el coche es una oportunidad para enseñarles el amor de viajar, incluso si es sólo a la tienda de la esquina o a la casa de los abuelos.
7. Ayúdalos a amar las diferentes comidas
Una gran parte de por qué me encanta viajar es probar la comida local. Incluso si es extraño, peludo, irreconocible o está vivo. Ayuda a tus hijos a tener un paladar variado desde el principio y te vas a asegurar de que van a querer probar nuevos alimentos. Enséñales a respetar la comida, de dónde viene, quién la cultiva y quién la cocina. Enséñales la alegría de una gran conversación en la cena. Coman juntos sin una pantalla de televisión prendida y muéstrales lo divertido que puede ser compartir durante la hora de la comida.
8. Ir de campamento
Viajar no es siempre lujoso. Atribuyo muchas de mis habilidades de viajar a acampar y ser criada en el bosque. Puedo dormir en cualquier superficie, y confiar en mi mapa interior si estoy perdida. Ya sea que tus hijos tengan que saber lo que es dormir en un hostal medio pelo, sin electricidad o plomería… las habilidades que un niño puede aprender del camping son inmensas.
9. Introducirlos a los superhéroes de la vida real.
Superman es genial, Elsa supera a todos, y las tortugas Ninja son lo más, pero ¿Qué pasa con ese tipo que posee una librería que una vez viajó por el mundo sin un peso? ¿Qué pasa con su abuelo que llevó a sus siete hijos a acampar en las montañas del Parque Nacional los Glaciares (Argentina) durante todo un verano? Usa tu imaginación cuando se trata de buscar mentores para tus hijos. Podrían elegir a Spiderman durante los primeros años, pero dales la oportunidad de darse cuenta de lo genial que es conocer a alguien que ha subido a una montaña real.
10. Anímalos a que pregunten
Deja que hagan preguntas, incluso si han preguntado lo mismo cinco veces seguidas… dales respuestas que conducen a otras preguntas. La curiosidad construye genios y los motiva a no parar hasta que estén satisfechos con la respuesta. Si quieren saber cómo funciona un motor, enseñales, y tal vez algún día enseñarán a otra persona en un barrio o cultura diferente. Si son curiosos anímalos a ir preguntar. Las preguntas son lo que alimenta el deseo de ver el mundo. Cuanto más quieran saber acerca de su propia cultura, más querrán saber acerca de otras culturas, estilos de vida y formas de ver el mundo entero.