La cifra de muertos en Sri Lanka tras la serie de explosiones de ayer se duplicó. Las autoridades confirmando que 290 personas murieron y más de 500 resultaron heridas.
Los terroristas atacaron varios lugares en la capital del país, Colombo, incluidas tres iglesias en Kochchikade, Negombo y Batticaloa, que fueron atacadas durante los servicios de Pascua, junto con los hoteles Shangri-La, Cinnamon Grand y Kingsbury.
El séptimo ataque golpeó un hotel en el suburbio de Dehiwala en el sur de Colombo, mientras que la policía confirmó que la octava explosión fue una bomba suicida.
El ministro de finanzas del país, Mangala Samaraweera, afirmó que los atentados fueron un intento de arrastrar a Sri Lanka a una guerra civil.
Llamó a los ataques ‘un intento diabólico de crear tensiones raciales y religiosas en este país una vez más, por lo que tiramos al país hacia atrás al igual que nosotros, como país, económica, social y de otras maneras, nos estamos recuperando de la prolongada guerra que destruyó la nación durante casi 30 años ‘.
La policía de Sri Lanka ha arrestado a 24 personas en relación con los ataques, pero aún no está claro quién estuvo detrás de ellos.
En una conferencia de prensa realizada ayer por la noche, el Primer Ministro, Ranil Wickremesinghe, dijo que el objetivo era encontrar a las personas que cometieron las atrocidades.
