Si crees que la Península de Yucatán ya no tiene nada que contarte, te reto a que tomes tu auto y empieces el road trip, no solamente sus playas de sorprenderán, sino también sus pequeños pueblos llenos de vestigios de una cultura milenaria y una riqueza cultural inconmensurable.
1. Valladolid
Es una de las primeras ciudades coloniales de Península, es el pueblo más cercano a Chichén Itzá, por lo que recomiendo ampliamente pernoctar en este lugar después de la visita a las zona arqueológica. Es ideal una caminata por el centro histórico. Entre sus más destacadas edificaciones está la iglesia de San Servacio y el convento de San Bernardino.
Por la noche en el primer cuadro del centro histórico no podrás resistirte a probar las aclamadas “marquesitas”, que son el postre por excelencia de la región, también puedes sentarte a observar gente mientras tomas el cafecito al atardecer en los arcos. Valladolid tiene un ambiente cálido en el que locales y extranjeros conviven en armonía en el día a día, aquí todos se ven como iguales, no existe el vendedor perseverante tratando de convencer al turista. Tiene un dulce encanto que solo el que observa puede descubrir.
2. Tizimín
A tan sólo 50 minutos de Valladolid nos encontramos con Tizimín, la ciudad que también fue una colonia. Se fundó en 1847, ahora es un destino de paso que llama la atención por sus colores y por su ya conocida feria de los Tres Reyes Magos. Recomiendo hacer una parada obligatoria en el mercado de Tizimín, aquí podrás probar los únicos y originales salbutes, panuchos, relleno negro y las legendarias tortas de cochinita pibil o de lechón (en ningún lugar estarán mejor hechas). Si llevas poco presupuesto es el momento que te hagas de algunas provisiones ya que aquí la comida es significativamente barata sobre todo cuando estás acostumbrado a pagar demasiado por todo como en la Riviera.
3. Las Coloradas
Siguiendo con el road trip nos dirigimos a Las Coloradas que se encuentran a sólo 1:05 min de Tizimín. Llegando aquí nos encontraremos con un salar que es lo que le da el nombre a este emblemático lugar, más allá del color rosa que le da la alcalinidad de la sal a esta laguna, que es un verdadero espectáculo, también recomiendo realizar una caminata entre el mar y la laguna donde nos esperan familias de flamingos. Si sigues a alguno de los lugareños que van en sus motonetas, te guiarán a la zona de lodo donde puedes hacerte un baño maya. Deja que el lodo se pegue a tu piel para luego refrescarte en a laguna, no creerás lo suave que estarás después de esta experiencia. No pierdas la oportunidad de subir a las pequeñas dunas y tener una vista panorámica de la playa que es totalmente virgen y de un color menta que nunca has visto.
4. El Cuyo
Un destino muy poco turístico y explotado es el Cuyo, un poblado de pescadores con menos de 2 mil habitantes. El color menta de sus playas te enamorará, puedes armar una caminata y nadar en sus tranquilas aguas la mayor parte del día. El Cuyo tiene una barra de playa de aproximadamente 1 km, la cual puedes recorrer fácilmente, te sorprenderás si ves manta rayas y gaviotas conviviendo de manera armoniosa. Aquí no existen lujosos restaurantes, déjate llevar comiendo en los puestos de la calle que aunque son escasos te ofrecen pescado frito recién salido de las frescas aguas del Golfo de México. Es un destino para relajarte, descansar y olvidarte del mundo real por un buen rato. No es un destino para todos, ya que su escasa oferta de entretenimiento hace que el turista que llega ahí diga que “no hay nada que hacer” pero en eso exactamente radica su encanto.
5. Holbox
Para llegar a este paraíso tendrás que manejar 1 hora de El Cuyo a Chiquilá que es el puerto de donde sale el ferr. En menos de 30 minutos estarás en ésta isla que enamora a propios y extraños.
Holbox, que en maya significa hoyo negro, es un lugar donde el tiempo se detiene, arte en cada esquina, diseñadores locales y extranjeros tienen un espacio para exhibir sus productos y darle a este pueblo una imagen hippie-chic. Su mayor atractivo es nadar con tiburONES ballena (verano es la temporada perfecta para hacer esta actividad). Un atardecer en Holbox te dejará sin aliento, el entorno conspira para tener el escenario perfecto ya sea con amigos o en pareja te enamorarás de este lugar. No pierdas la oportunidad de recorrer la isla caminando hasta Punta Pájaros, si sigues los bancos de arena verás familias de flamingos que viven en esta área, procura regresar antes de que caiga el sol, ya que en ese punto no hay rastro de civilización. Sin embargo, para mi el plus que tiene esta isla es en la noche, donde si tienes la fortuna de conocer un isleño que te lleve en taxi hasta Punta Pirata, donde no hay luz artificial, puedes ver el cielo lleno de estrellas -si pensaste que estos paisajes solo se veían en el cine o en fotografía, prepárate para verlo en la vida real-. Agrega a esto que el plancton que vive aquí es bioluminiscente (por las noches podrás ver este fenómeno haciendo contacto con el agua). Para terminar la noche hay dos bares en el centro cuando uno cierra el otro abre, así que todo el mundo converge en el mismo lugar.
Si tu presupuesto es limitado, pero aun así quieres quedar maravillado con los paisajes, comer delicioso y estar en contacto con la gente y la naturaleza, este es el viaje ideal. Si rentas un auto y vas con amigos la experiencia se vuelve doblemente enriquecedora, no querrás regresar a la vida real.