Se trata, ni más ni menos, que de una nueva apuesta tecnológica impulsada por Airbus, el mega fabricante de aeronaves, y construida por Koniku Inc., una empresa de neurotecnología de Silicon Valley.
Con una fisonomía parecida a una medusa, este dispositivo ideado para su ubicación dentro de los aviones utiliza células biológicas vivas para detectar la presencia de sustancias químicas peligrosas y bombas en el aeropuerto.
Así mismo, este objeto bien característico de una «nariz electrónica» podría también ser capaz de detectar la presencia de virus contagiosos en el lugar. Un dato no menor tratándose de su aplicación en un contexto de crisis sanitaria ante la aparición de una pandemia como el Covid-19.
Este elemento de tecnología futurista combina células vivas con microprocesadores para detectar explosivos. La empresa Koniku Inc. desarrolló los revolucionarios sensores que pueden adherirse a superficies tanto en terminales de aeropuertos como en aviones.
En efecto, una versión de Airbus demuestra cómo los dispositivos se pueden colocar en contenedores superiores en la parte delantera de la aeronave para una mayor detección.
En diálogo con Financial Times, el fundador de Koniku Inc., Oshiorenoya Agabi explicó: «Hemos desarrollado una tecnología que es capaz de detectar el olor: está respirando el aire, y esencialmente te está diciendo qué hay en el aire. Lo que hacemos es tomar células biológicas, ya sea Hek células o astrocitos (células cerebrales) y los modificamos genéticamente para que tengan receptores olfativos«.