Este increíble lugar ha sido elegido recientemente como el mejor destino insular de Europa en los World Travel Awards y, desde entonces, yo solo pienso en una sola cosa: qué hacer en Madeira. Porque hay algo que sé con seguridad, este lugar es una puerta de entrada al paraíso y resistirse a su visita podría ser un pecado total.
Madeira es la isla principal del archipiélago de Madeira, una región autónoma de Portugal que se ubica en la costa noroeste de África. Con un curioso y circundante paisaje volcánico, está entrecruzado con levadas (antiguos canales de riego) que tienen senderos.
Como dato de color, además de los paisajes naturales y las espectaculares condiciones climáticas que oscilan durante todo el año, provocando quizás que sea coloquialmente bautizada como la «Hawái del Atlático«, en la isla se pueden encontrar las bodegas que producen el vino fortificado de Madeira. Así mismo, la capital Funchal, ubicada en la costa sur, es conocida por su destacada catedral del siglo XVI.
Por quinto año consecutivo y por séptima vez desde su primera participación, el archipiélago de Madeira ha sido elegida por los World Travel Awards como el mejor destino insular de Europa en 2020 en una celebración de los premios que se llevó a cabo de manera virtual debido a la pandemia del coronavirus.
Lo cierto es que cualquiera creería que Madeira la ha tenido difícil a la hora de consagrarse como mejor isla del continente ya que se ha impuesto, ni más ni menos que a destinos turísticos como Canarias y Baleares (España), Cícladas y Creta (Grecia), Guernsey y Jersey (Reino Unido), Chipre, Malta, Azores (Portugal) y Sicilia y Cerdeña (Italia).
«Madeira ha sabido gestionar la pandemia de la mejor forma posible y sigue abriendo sus puertas para ofrecer una experiencia inolvidable a quienes quieran visitarnos, siempre con las máximas condiciones de seguridad sanitaria«
Nuno Vale, director ejecutivo de Madeira Promotion Bureau.
Qué hacer en Madeira, una joya portuguesa para disfrutar de cara al sol
Basta solo con dedicarse a la búsqueda de fotografías de Madeira para darse cuenta de que sus playas y el archipiélago en sí ofrece un sinfín de oportunidades para todo tipo de visitantes que adora los destinos de sol, playa y arena. Y mejor ni hablar del tono turquesa del agua que parece una invitación a quedarse a vivir en su superficie.
Pero, al mismo tiempo, además de ser un destino pensado para turistas en busca de relax y un cómodo descanso, también tiene atracciones pensadas para los más osados e inquietos que necesitan tener muuuchas cosas que hacer en Madeira: allí se puede practicar desde surf, bodyboard o coasteeering, hasta aventurarse en el avistamiento de cetáceos o los paseos en barco.
Para los amantes del surf, es un buen dato a tener en cuenta que Madeira se beneficia de todo el tipo de olas, desde point breaks a reef breaks. Las costas de Jardim do Mar, Paul do Mar, Porto da Cruz y São Vicente, con sus olas desafiantes, invitan a pasar un día de surf. O más de uno también.
Incluso, una alternativa mucho más tranquila e incluso válida para toda la familia es la de practicar Stand Up Paddle a lo largo de la línea costera de las islas. Este deporte, que lleva a las personas a experimentar la sensación de caminar sobre el agua, permite disfrutar de una experiencia náutica relajante mientras disfruta de la belleza de los paisajes de las islas de este archipiélago.
Coasteering: los más conocedores del lugar advierten que esta disciplina, que combina rápel, escalada y saltos al mar en una única actividad, podría ser una excelente opción para adentrarse a conocer los acantilados sobre las bahías, las cuevas y los rincones con aguas cristalinas que existen en la isla.
A la hora de realizar esta actividad, toma nota y no olvides visitar la Reserva Natural de Ponta de São Lourenço, un lugar imperdible que permite conocer las bellezas naturales de la Baía d´Abra:
Otra posibilidad es la de dedicarse a admirar la vida marina en la zona: ya sea a través del buceo -Madeira es uno de los lugares más privilegiados de Europa para la práctica de buceo-; la observación de cetáceos -existen 28 especies de cetáceos que habitan o visitan estas aguas-; y paseos en barco para contemplar no solo la belleza del océano Atlántico, sino también la existencia de islitas casi desiertas.