¿Alguna vez te has preguntado cuál sería el precio «real» de un alimento si incluyera los costos para el medio ambiente? Quizás no, y nunca hubiera sido una reflexión determinante a la hora de elegir llevarte a casa un producto determinado. Sin embargo, lo cierto es que cuanto antes lo incorporemos en nuestro cotidiano, a lo mejor antes podremos empezar a tomar medidas que resultarían clave pensando en el largo plazo y las futuras generaciones venideras.
La cadena alemana de supermercados Penny ha impulsado una polémica e inesperada campaña en la que, partiendo de la elección de determinados alimentos, colocará bajo los focos los «precios reales» de tales productos. ¿Cómo? Calculando como base el precio real del mismo, y sumándole los costos que su elaboración supone para el medio ambiente. Es decir, los parapetados tras la producción de esos alimentos.
De esta manera, Penny comercializó nueve alimentos a su «precio real», y aquella cantidad resultará de añadir al importe de un alimento los costes para el medio ambiente emanados de su producción. Sorprendentemente, los números resultan extraordinariamente elevados y pareciera ser un oportuno guiño para que consideremos qué es lo que anda mal para que así lo sean.
A partir del 31 de julio y hasta el 5 de agosto de 2023 cobraremos una compensación ambiental 1 por nueve de nuestros productos y así apoyaremos el proyecto Zukunftsbauer.
Una campaña en articulación con el campo científico y el mundo activista
Durante los primeros días de agosto, la cadena de supermercados decidió comercializar 9 de los 3.000 productos que forman parte de su porfolio a su precio real: los productos elegidos para este singular experimento resultan hasta un 94% más caros al incluir en el precio los costes medioambientales que hay solapados a su fabricación.
Estos «precios reales» han sido calculados por científicos del Instituto de Tecnología de Núremberg y de la Universidad de Greifswald. Tales precios incluyen los habituales costes de producción y también los efectos derivados de la producción de los alimentos en el suelo, el clima, el agua y la salud.
Eso no ha sido todo: para quienes compren los productos, la compañía se ha comprometido a donar el importe adicional de esos alimentos a un proyecto con el foco puesto en la protección climática y la preservación de la naturaleza en el que están involucrados granjas familiares de la región de los Alpes.
«Nuestros clientes tienen que bregar con los precios persistentemente al alza de los alimentos. Sin embargo, tenemos que afrontar la incómoda verdad de que los precios de los alimentos no reflejan realmente los costes que llevan aparejados para el medio ambiente», explica COO de Penny.